Son muchas las razones por las cuales, en un momento dado, podemos llegar a sentirnos desanimados, impotentes o incapaces de superar una situación negativa, pasada o presente, cayendo en un estado depresivo que dificulta más todavía poder hacerlo. Y a menos que la depresión que experimentas sea causada por un estado físico, mental o emocional alterado, en cuyo caso, necesitas la atención de un buen profesional de la salud, física o mental, hay algunas cosas que puedes hacer con la intención de recuperar el ánimo, la fortaleza y las ganas de salir de donde te encuentras temporalmente atascado.

No permitas que la mente te lleve a recordar lo sucedido, mucho menos tus experiencias fallidas. Distráela y regresa tu atención siempre al presente, enfócate en darle dirección y empuje a tu vida. ¡Vuelve a empezar!


Pasos a seguir

• No darse por vencido. Tal vez te has convertido en tu más grande enemigo cuando, al tratar de levantarte anímicamente, tu mente te convence de permanecer caído para no enfrentar de nuevo una desilusión, una traición, una pérdida o una situación como la que viviste. En ese caso haces lo posible para justificar el permanecer donde estás, negándote muchas veces a buscar y recibir el apoyo que otros te pueden dar. Las circunstancias nos pueden llevar a sentirnos decaídos pero no podemos permanecer en ese estado indefinidamente, tenemos que hacer algo concreto y asertivo para superarlo.
• Recuperar la confianza. No fueron las circunstancias las que te llevaron ahí, fuiste tú que tal vez te sentiste abrumado, entristecido, confundido, atemorizado o herido por el efecto que causaron en ti. Decide levantarte y creer que puedes hacerlo, sin importar el número de veces que trataste de intentarlo antes sin conseguirlo. Esta vez prueba reconocer tus fortalezas y conectarte con ellas y con todo lo que has aprendido a lo largo de tu vida y que se convierte en el apoyo necesario para salir de ese estado. Recuerda que no estás solo, que la presencia de la Divinidad siempre te acompaña y conspira para acercar a ti los recursos, las posibilidades y las oportunidades para que puedas superarlo.
• Levantarnos desde adentro. Solo tú eres quien puede sacarte de donde estás, incluso depende de ti aceptar y usar el apoyo y la guía que otros –o un buen terapeuta– te pueden dar. Solo necesitas cambiar el monólogo mental negativo que te acompaña la mayor parte del tiempo por otro que sea positivo y motivador. Es lo que nos decimos silenciosamente lo que más nos afecta y determina el estado en el que vamos a sentirnos. Ánimo, comienza a hacerlo como si fuese el primer día de tratarlo, abierto a aprender, a reflexionar, a buscar nuevos recursos y a crecer a través de la experiencia, hasta superarlo.
• Determinación de actuar. Es importante comprender que todo proceso de cambio necesita tiempo, voluntad, constancia y disciplina. Sin forzarte a nada para lo que no estés dispuesto verdaderamente, piensa en el beneficio de recuperar tu salud mental y emocional. Encuentra un motivo que sea lo suficientemente interesante y atractivo para ti como para vencerte a ti mismo y levantarte definitivamente para conseguirlo. Tal vez este sea el tiempo de pasar la página, de perdonar y perdonarse, para reconciliarnos con nosotros mismos y con la vida, de mantener una actitud de confianza y de ganadores, de manera que podamos darnos la oportunidad de recuperar la serenidad, el bienestar y la felicidad que merecemos.

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