La palabra, que viene del griego y está compuesta por los vocablos kopros (excremento) y phagein (comer), siginifica comer heces, y se utiliza para hacer referencia a ese desagradable hábito que realizan algunas mascotas.
Existen tres tipos: la autocoprofagia que es cuando las mascotas consumen sus propias heces; la coprofagia intraespecífica, aquella cuando las mascotas se comen las heces de otros perros, y finalmente la coprofagia interespecífica, que es cuando las mascotas consumen heces de otras especies como gatos, aves y tortugas.
Más allá de estos conceptos, la pregunta importante es ¿cómo evitar que lo haga? Para llegar a la respuesta se debe conocer qué lo motiva, con lo que se quiere decir que NO existe una única receta para evitar o eliminar este trastorno, pues existen diferentes causas y vamos a conocerlas a continuación.
1-. Naturales: cuando la madre limpia a sus cachorros para evitar enfermedades dentro de su nido. Esta generalmente no causa impresiones desagradables.
2-. Nutricionales: en aquellas mascotas mal alimentadas, bien sea por déficit nutricional en la dieta, exceso de carbohidratos o bajos aportes de vitaminas y minerales.
3-. Emocionales: en casos de mascotas aburridas por no realizar ningún ejercicio físico o actividad de distracción; mascotas sumisas o con miedo ante otro animal que evitan dejar su marca; mascotas dominantes que eliminan la marca del otro animal dentro de lo que considera su territorio; como protesta o irritación e intento de llamar la atención de sus cuidadores, y por higiene en el caso de las mascotas que son castigadas fuertemente cuando defecan en sitios inadecuados. Tristemente, estos últimos desarrollan tanto temor al solo hecho de defecar que prefieren “desaparecer la prueba del delito”.
4-. Enfermedades: existe una larga lista de enfermedades que traen como consecuencia mala nutrición, pero la causa principal es daño pancreático, síndrome de mala absorción, enfermedades metabólicas, presencia de gran cantidad de parásitos por tiempo prolongado, e inclusive hasta tumorales. Estas no van a mejorar con solo ofrecerles buena alimentación, vitaminas o alguna única tableta.
Como se puede notar existen muchas causas posibles e igual número de tratamientos para este trastorno. Por eso lo más importante es que si se está en medio de esta desagradable experiencia se consulte a un médico veterinario con experiencia y capaz de identificar la causa original. Solo así se podrá indicar el tratamiento adecuado.
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