En la situación en la que nos encontramos todos, llenos de incertidumbre y de cambios y situaciones inesperadas como consecuencia de esta pandemia, con frecuencia los pensamientos pesimistas, negativos y hasta obsesivos que se instalan en nuestra mente terminan haciéndonos perder la calma y la capacidad de analizar lo que nos pasa desde una óptica más objetiva, positiva y asertiva. Este exceso de actividad mental además nos llena de estrés, de ansiedad, alterando nuestro carácter, haciéndonos sentir abrumados, angustiados o preocupados y produciéndonos un desgaste mental, emocional y físico que pocas veces sabemos manejar. Por eso es importante que aprendamos a calmar la mente.
Algunos de los enemigos por vencer son la preocupación por lo que nos puede suceder a nosotros y a nuestros seres queridos, el querer mantener el control sobre todo y sobre todos a nuestros alrededor, el tratar de anticipar lo que ocurrirá –casi siempre de la peor manera posible–, la angustia por tener la sensación de que estamos perdiendo el tiempo y, por supuesto, el temor, la tristeza y la irritabilidad que aparecen como consecuencias.
Herramientas para recuperar y conservar la serenidad
Mantener tu atención en el presente. La práctica de la atención plena consiste en pasar la mayor parte del tiempo en el momento presente, con nuestra atención puesta en cada cosa que hacemos, observando nuestro entorno inmediato, el lugar donde estamos, atentos a todo lo bueno que sucede. Venciendo el hábito de analizar, juzgar o comparar todo lo que ocurre a nuestro alrededor, incluyendo a las personas con las que nos relacionamos, podremos mantener una mente serena y más positiva.
Practicar la respiración consciente. Este hábito consiste en volvernos conscientes del proceso automático de la respiración. Al hacerlo logramos traer nuestra mente al presente y ponerla a descansar del exceso de actividad. Simplemente se trata de prestar atención al momento en que el aire entra y sale de nuestros pulmones. Esto nos ayuda a que la calma regrese a nosotros y poder así conservar la claridad mental que necesitamos para responder a las situaciones que enfrentamos de una mejor manera.
Ser observador y no protagonista. A través del método de mindfulness aprendemos a dar un paso hacia atrás ante las diferentes situaciones que enfrentamos, con la intención de poder observarlas con la distancia necesaria y no sentirnos afectados por ellas directamente. De manera que en lugar de reaccionar para terminar agravándolas podamos conservar la calma y la claridad mental que nos permitan afrontarlas, analizarlas y manejarlas objetivamente y darles así una mejor solución. Tengamos presente que todo pasa y que podemos encontrar alternativas y soluciones.
Hacer una cosa a la vez. Estamos tan acostumbrados a vivir con prisa para hacer más y sentirnos o mostrarnos efectivos y exitosos, que buscamos acortar el camino, encontrar atajos y apurar a los demás, en especial a aquellos que creemos que no nos dejan avanzar a más velocidad, como si de esta manera pudiéramos ser más eficientes y felices. La prisa no nos deja disfrutar del recorrido, del proceso, del encuentro, de la conversación, de la compartida, de estar juntos, de conseguir las cosas y celebrarlas y de tener tiempo de calidad para disfrutar los elementos positivos que también forman parte de nuestra vida en este momento.
Meditar con disciplina. La meditación es una herramienta por excelencia para recuperar y mantener el balance, la serenidad y la paz mental. La meditación no es una práctica religiosa, es una práctica que ayuda a desconectarnos de todo aquello que nos inquieta y nos rodea externamente, por unos minutos, para reconectarnos conscientemente con la paz, la fortaleza y la presencia de la Divinidad en nuestro interior. Busca las meditaciones que he subido en mi canal de Youtube.com/mayttesepulveda. Son libres.
Te invito para que conversemos en vivo este y todos los jueves a las 10:00pm a través de mi facebook/mayttesepulveda Live, sobre "Cómo mejorar y disfrutar nuestra vida". Voy a responder tus comentarios en vivo. ¡Acompáñame y avísale a tus amigos!