¿Es bueno empezar como el personaje clandestino?
Por Atenea Anca: Entrar como tercero en una relación amorosa es una decisión muy arriesgada además de ser un golpe al amor propio
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Los inicios de las relaciones tradicionales, es decir, socialmente aceptadas, suelen estar caracterizados por exclusividad, compromiso, mucho tiempo juntos, pasión, ilusión y comunicación constante. Sin embargo, cuando se trata de una relación que comienza como parte de un triángulo, la clandestinidad la pinta de excitante y prohibida –lo que puede resultar emocionante–, pero también deja absolutamente claro que el vínculo con la tercera persona no es lo suficientemente fuerte como para ser seleccionada como prioridad.

Esto marca de manera rotunda el transcurso de la relación. Aunque más adelante, y después de varias batallas, logren estar juntos oficialmente, siempre vivirá el recuerdo de la no exclusividad así como la normalización de un paralelismo que podría sugerir el temido pensamiento: “me lo podría hacer a mí más adelante”, entendiendo a la persona como infiel en lugar de reconocerla como alguien que cometió una infidelidad por la circunstancia del momento pero que no significa que sea su esencia.

Generalmente, cuanto más tiempo se dure en el paralelismo, más difícil será creer en el poder de la relación ni mantener una armonía sin emociones negativas asociadas al pasado triangular de la relación. Tomen en cuenta que cuanto más tiempo se tiene en una relación de tres más se consolida un vínculo inseguro entre los amantes y más información se tiene sobre las oportunidades que hubo de cortar el triángulo. Esta información suele generar mucho miedo dentro de la relación y en muchas ocasiones los reclamos no cesan aunque el status haya cambiado al deseado.

Así que antes de involucrarse con una persona en una relación “quebrándose” se deben tener en cuenta los siguientes pensamientos de salud mental:

  1. Las personas necesitamos vivir un duelo tras una ruptura para poder aprender de nuestros errores: descubrir por qué nos pasó lo que nos pasó, analizar nuestros negociables y no-negociables dentro de la relación y para superar el amor que se sentía por esa persona. Si la persona no vive el duelo ¡aún no está sana para volver a amar!
  2. Entrar como tercero en una relación es una decisión arriesgada que suele llevar a mucho drama e intensidad. ¿Necesitas eso en tu vida? Tal vez es mejor que ocupes tu tiempo haciendo terapia para comprender por qué querrías eso para ti.
  3. Lo más frecuente es que una persona no termine su relación a causa de un tercero. Y cuando sí lo hace suele venir con muchos miedos, rabias y tristezas en ambos sentidos, privándote de la estabilidad que tanto buscas.
  4. Entrar en una relación con status de amante no solo es un golpe al amor propio sino que no permite que el enamoramiento cumpla su función natural: unir a dos personas en poco tiempo. La idealización, que se aprende en los primeros meses, es la que podrá ayudarte más adelante a superar las crisis que hace recordar por qué vale la pena luchar. Pero con un inicio así, difícilmente se formará un concepto maravilloso de esa persona.
  5. No es cierto que si no quieres una relación estable por el momento, estar de amante viene bien para no enamorarse. El enamoramiento es inevitable porque no hay un botón que se apague para no segregar hormonas.

¡Piénsalo! Y si estás en medio de un triángulo amoroso, acude a terapia para salir de ahí. Otro día les contaré un poco sobre el poliamor para que conozcan sobre las relaciones de más de dos personas que no implican engañar.

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