Aunque muchos no lo crean, las bolsas plásticas se convierten cada vez más en las enemigas más peligrosas que insospechadamente son incluidas en la vida diaria de las familias de la mayor parte del mundo.

Su extendido uso constituye uno de los elementos que más problemas causan a los ecosistemas de los que depende en gran medida el sustento de las personas y al ambiente; en particular debido a los daños que pueden causar a los seres vivos que los contienen y, en segundo término, al entorno en que se desenvuelven las comunidades en el planeta.

Pese a los esfuerzos de las organizaciones ambientalistas que combaten su uso y de las medidas que suelen adoptar, principalmente las autoridades legislativas y gubernamentales de países desarrollados, la producción anual es estimada en más de 500 mil millones de bolsas plásticas.

Francia e Italia se mencionan entre las naciones que han prohibido su producción y reducido notablemente su consumo. Otras como Reino Unido, Portugal y Suecia han optado por aplicar impuestos sobre su utilización.

Su irracional uso y la inadecuada disposición final de estos productos, resultantes de procesos químicos obtenidos a partir de derivados del petróleo, determina que apenas 1% de ellos pueda ser reciclado y el resto vaya a mezclarse con la naturaleza, en ríos y mares, donde son ingeridos por la fauna acuática; a desagües y cañerías que obstruyen, causando dificultades al desenvolvimiento de la localidad donde son arrastradas por el viento y las aguas; y a los basureros por cuya permanente incineración despiden gases altamente perjudiciales a la salud de cualquier ser viviente.

Es por estas razones y por muchas otras que, conscientes de la necesidad de erradicar su uso y sustitución por otras formas de contener y transportar los distintos productos en los que suelen ser empleados, que este 3 de julio se conmemoró la décima edición del Día Internacional Libre de Bolsas Plásticas promovida por grupos ambientalistas y ecológicos de todo el mundo.

De igual manera se mantiene el compromiso de representantes de más de 200 países, reunidos hace un año en Nairobi, en la Cuarta Asamblea Ambiental de la Organización de las Naciones Unidas, de reducir el uso de plásticos, especialmente bolsas, hasta 2030.

Del pronunciamiento de la mencionada reunión de la ONU, se publicó esta advertencia al mundo: “Cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y, al año, se usan 500.000 millones de bolsas, Ocho millones de toneladas acaban en los océanos cada año, amenazando la vida marina…”