Las redes sociales dan para muchos temas de conversación, pero hoy quiero enfocarme en uno: la victimización, es decir, tomarse las cosas que se publican de manera personal, molestarse y en muchos casos atacar a quien las escribe. Este fenómeno está cada vez más presente en las diversas redes sociales existentes.
Pondré un ejemplo: Ana publica en su cuenta una frase motivacional para llenar de ánimos a las personas que la siguen. Esa frase es “Sal a correr diariamente, y si no tienes ganas, sal a correr sin ganas. Siempre te hará bien. No pongas excusas.” No pareciera haber nada de malo en esta frase.
Pero Lucía, que vive en Caracas, sabe que Ana vive en Londres. Lucía está agobiada por el encierro durante la pandemia y por la inseguridad que vive en su zona de residencia. Así que cuando Lucía lee la frase motivacional de Ana, lo que interpreta es que le está diciendo que sus excusas de seguridad física y de salud no son válidas. Así que Lucía se molesta y decide hacerle un comentario a Ana, que no solo no se lo está diciendo directamente a Lucía sino que lo escribe con la intención de animar a los futuros corredores como ella.
Entonces Lucía escribe: “Esa serás tú que puedes salir a correr porque vives en el primer mundo. Nosotros estamos atrapados entre la inseguridad y el coronavirus. Deja de restregarnos la libertad que tienes. Ten más cuidado la próxima vez con tus palabras.” Ana queda impactada de que un mensaje positivo haya sido malinterpretado y que además haya sido tildada de victimaria, porque le colocaron una mala intención a sus palabras.
Las interpretaciones negativas y las suposiciones son errores del pensamiento que nos traen muchos conflictos relacionales. Aplican tanto para una conversación en pareja, como para los comentarios en las redes sociales. Lucía se siente víctima de Ana y Ana se siente víctima de Lucía. Pero, ¿es necesario caer en esto?
Los invito a pensar cuántas veces se toman a personal un comentario, video, frase o hasta fotografía que alguien ha publicado. Es más común de lo que piensan. No necesariamente escribas el comentario exteriorizando tu interpretación pero tal vez te haya pasado por la mente en algún momento.
Es importante que aprendamos a identificar cuándo estamos viendo al otro desde los ojos de la víctima porque ese es el inicio para cambiar de perspectiva.
Si estamos en modo “víctimas” podremos encontrar muchos comentarios que nos hagan sufrir y entonces pensaremos que esas personas son nuestros victimarios sin serlo.
Si estamos en modo “reflexionar” estaremos abiertos a analizar frases de las cuales tomaremos lo que nos sirva y lo que no, podremos desecharlo. Así, Lucía podrá leer el post de Ana y pensar “Bien por ella, mi realidad es diferente. Debo enfocarme en las cosas que sí puedo hacer.”
Recuerden que las publicaciones son finitas, es decir, tienen un número de caracteres máximo por lo que no se podrán abarcar todos los temas y perspectivas para que absolutamente todos los lectores se sientan comprendidos. Esta es una realidad que hay que aceptar y mirar desde afuera.
Por ejemplo, si yo hablo de las parejas que se separan y les aconsejo que no se comuniquen para que el duelo avance más rápido, las personas que no pueden evitar hablarse después de la ruptura, porque tienen hijos pequeños por ejemplo, no tienen que ofenderse. En lugar de reclamar pueden cuestionarse ¿cómo podré reducir a la mínima expresión mi comunicación con mi ex? O también pueden amablemente solicitar información sobre su caso.
Cierro con esta frase: si victimizarse es tan desagradable, ¿por qué lo sigues haciendo? ¿Por qué buscas enemigos en cada frase que lees? ¿Por qué respondes atacándolos? ¿Tus respuestas son de víctima o de victimario?
La silla de la adultez sana y reflexiva es más cómoda que la de una víctima. Recuerda que no viniste a este mundo a sufrir.
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