Con la finalidad de promover el conocimiento sobre los ajíes peruanos, su uso en la gastronomía, sus beneficios y su diversidad, el ministerio de Agricultura de ese país instauró, desde 2018, el primer viernes de septiembre como el Día Nacional de los Ajíes.
De acuerdo con la Asociación de Exportadores del país, la celebración también persigue incentivar el consumo, la producción y la exportación de este producto.
La producción peruana de ajíes, pimientos y rocotos cerró en 2018 con 201.940 toneladas y ha evolucionado en forma favorable en los últimos años, según afirman las autoridades del sector. En cuanto a regiones, Lima destaca como la mayor productora de ají amarillo, mientras que en Pasco (Oxapampa) se produce más el rocoto.
En la actualidad Perú exporta principalmente páprika en todas sus formas y conservas de pimiento piquillo, pero gracias a su gastronomía, poseedora de gran prestigio internacional, la canasta exportadora del género Capsicum (su nombre científico) se ha diversificado con otras variedades como el ají amarillo (
Capsicum baccatum) , el ají panca (
Capsicum chínense) y el rocoto (
Capsicum pubescens). En este renglón la mayor demanda proviene de Estados Unidos, España, Chile, Italia y Japón.
Pero la oferta peruana no se queda allí. El país cuenta con más de 350 variedades registradas de ajíes, rocotos y pimientos cultivados en todo el territorio nacional, siendo los más conocidos y comercializados –además de los tres mencionados– el ají charapita, el ají montaña y el ají limo. También existen otros conocidos de manera local como el mochero, cacho de cabra, pipí de mono, pacae, cerezo, etc. Algunos ajíes cambian de nombre al estar secos, como el amarillo, que al deshidratarse se convierte en ají mirasol.
Tres de las variedades peruanas aparecen en la lista de los 10 ajíes más consumidos en el mundo, de acuerdo con Taste Atlas, reconocido mapa de recomendaciones gastronómicas cuya evaluación realizan chefs y expertos de talla internacional. Ellos son el ají limo, el ají panca y el ají amarillo.
Los orígenesLa mayor diversidad genética del género Capsicum fue encontrada en la cuenca del lago Titicaca, domesticado por las culturas antiguas del Alto Perú desde donde se diseminó y fue paulatinamente asimilado a la dieta de distintos pueblos precolombinos del continente hasta llegar a Mesoamérica, donde también adquirió carácter e identidad regional al distinguir a otras gastronomías, como la mexicana, reseña el portal gestion.pe.
Los restos arqueológicos más antiguos que comprueban la presencia del Capsicum en Perú se hallaron en la cueva Guitarrero, en la provincia de Yungay, y se remontan a unos 8.000 años antes de nuestra era. Sin embargo, diversos paleobotánicos, científicos que estudian las plantas que vivieron en el pasado, coinciden que el género se originó probablemente hace 18.000 años a.C, en el sur de Perú o Bolivia.
En 1493 los ajíes llegaron a España de la mano de Cristóbal Colón, donde los llamaron pimientos debido a que el almirante iba buscando la “ruta de las especias” y por el sabor picante los relacionó con la pimienta. Desde allí pasarían a Italia en 1535, a Alemania en 1542 y más tarde a la India. Años después se extendieron a Grecia, Turquía, Hungría, los Balcanes y Portugal, que los llevaría vía marítima a África, Asia Menor, China y Japón.
Los más conocidosEl ají amarillo está presente en los platos más representativos de Perú como el ají de gallina o el lomo saltado / Foto Shutterstock