Cada primer sábado de septiembre se celebra el Día Internacional del Buitre, una fecha importante en el tema medioambiental que busca llamar la atención de la sociedad frente a los peligros que sufre la supervivencia del buitre en todo el planeta, según el portal web concienciaeco.com
Su particular belleza y medio de subsistencia hace que estas aves no sean valoradas apropiadamente, pues al ser necrófagos (que se alimentan de animales muertos), personajes como Charles Darwin las han tachado de “repugnantes”, afirmando que sus cabezas peladas “se formaron para ahondar en la putridez”, cuando en realidad son “la limpieza ecológica del campo” y “el reciclaje rápido de animales muertos”, debido a que al engullir carne descompuesta o huesos, como es el caso de los buitres quebrantahuesos, contribuyen a impedir la propagación de enfermedades provenientes de la putrefacción de los cadáveres.
Poseen características aptas para su medio de vida: son adaptables a diversos hábitats, poseen gran tamaño (pueden medir hasta dos metros y pesar entre 5 y 10 kilogramos), una excelente vista que detecta cualquier cadáver a muchos metros de distancia, además de estrategas desde las alturas, cabeza con poco plumaje para no verse afectados por bacterias o parásitos, eficiencia a la hora de despedazar un ejemplar (entre varios buitres pueden devorar un kilo de carne en un minuto) y sus jugos gástricos poseen la acidez suficiente para neutralizar padecimientos como la rabia, el cólera o el ántrax.
El veneno y la medicina tradicional son enemigos del buitre
El envenenamiento es su principal enemigo
Una de las causas principales por las que los buitres se han visto amenazados en continentes como África, es el uso de medicamentos fabricados para otras funciones, como es el caso del carbofurano, un compuesto esparcido en los restos de animales muertos con la intención de parar el desarrollo de insectos como los gusanos: solo cien gramos pueden matar a cien buitres. No obstante, especies que han ingerido poco veneno o son tratadas a tiempo con la administración de atropina y carbón activado, han tenido la posibilidad de salvarse.
Otro fármaco que amenaza a estas aves de rapiña es un antiinflamatorio llamado diclofenaco, el cual ha sido utilizado en el ganado en países como la India. Prescrito en principio como fármaco humano para la artritis y otras dolencias, en 1993 se aprobó su uso veterinario. Este medicamento causa fallas renales en los buitres, lo que ha sido demostrado en las autopsias donde sus riñones muestran recubrimiento de cristales blancos.
Precisamente en la India, la disminución en la cantidad de buitres hizo que el ganado muerto empezara a acumularse generando que la reproducción de animales como las ratas se disparara lo que a su vez propició un gran número de muertes en la población además de pérdidas salariales y altas sumas por gastos médicos.
Cuando se demostró científicamente que el diclofenaco era la causa de la mortandad de buitres, en 2006 se prohibió su uso veterinario en la India, Pakistán y Nepal. Desafortunadamente, en algunos países aún se le administra clandestinamente al ganado.
Su desaparición podría desencadenar una catástrofe ecológica / Foto Shutterstock
El peligro de extinción es constante
Otro hecho que ha mermado a estos importantes animales son los cazadores de marfil, quienes para atrapar animales como los elefantes los envenenan para atraer a las aves de rapiña (quienes al comerlos sufren el consecuente envenenamiento). “Al arremolinarse en el aire sobre elefantes y rinocerontes muertos, estas aves los delatan…”, explica Darcy Ogada, directora adjunta de los programas africanos del Peregrine Fund.
La superstición ha sido otra causa que pone en riesgo la vida de estas aves, ya que “en los mercados sudafricanos es fácil encontrar partes corporales a las que se atribuyen capacidades curativas para diversas enfermedades o que proporcionan fuerza, velocidad y resistencia. Los sesos de buitre curados también tienen gran predicamento: si se fuman mezclados con barro conjuran la presencia de un guía sobrenatural.”, explica el portal web de National Geographic.
Otro problema que afecta la vida de los buitres tiene que ver con que los muladares (depósitos de cadáveres de animales destinados al consumo de aves carroñeras) ya no tienen tanto contenido para su alimentación, causando muchas veces el cierre de los mismos puesto que la mayoría del ganado vacuno no muere por causas naturales debido a su uso para actividades lucrativas como la comercialización de alimentos.
El peligro de extinción se ve agravado por la propia biología reproductiva del buitre: no alcanza la madurez sexual hasta los cinco o siete años, produce un solo pollo cada uno o dos años y el 90% de las crías muere antes de cumplir su primer año de vida.
¿Fin del “entierro celestial”?
En la región del Tibet es visto como normal que “la muerte procura vida” y desde hace 5.000 años se practica el ofrecer cadáveres de seres humanos a los carroñeros, ya que a los buitres “se les considera animales sagrados porque no matan a otros para obtener alimento”; y sostienen que los cementerios y las cremaciones no resultan demasiado sostenibles, de acuerdo con concienciaeco.com
Es por eso que un hecho poco usual, pero que se practica en muchas de esas regiones, es que se colocan los cadáveres humanos en placas de piedra para un ritual llamado “entierro celestial”. El mismo consiste en dejar los restos para ser devorados por estas criaturas en la creencia de que los buitres liberan el alma del muerto para que pueda llegar al cielo. Sin embargo, según apuntan en la página de National Geographic, estos cadáveres están tardando mucho más que antes en desaparecer pues no están quedando buitres que los devoren.
Carnívoras, pero sin hacerle daño a nadie (excepto en épocas de extrema hambruna, donde suelen atacar animales heridos o enfermos), su función es fundamental a la hora de “limpiar el ecosistema”. Conservarlas y compartir información sobre su importancia es vital para que el mundo sea un lugar naturalmente armonioso.