Una vez esté controlada la pandemia y los protocolos sanitarios nos permitan viajar, debemos aprovechar el tiempo perdido para respirar aire puro y visitar lugares que debemos conocer por lo menos una vez en nuestras vidas. Uno de esos sitios maravillosos se llama Cusco y queda en el Perú. Como está ubicada dentro de un entorno natural increíblemente virgen, es poco probable que uno se contagie visitando Cusco cuando se pueda.
Pocas ciudades poseen ese encanto colonial tan ingenuo y puro, como el que posee esta capital histórica del Perú. Patrimonio Cultural de la Humanidad decretado por la UNESCO desde 1983, fue centro vital del Imperio Inca y se considera la ciudad poblada más antigua de América, pues hay indicios de que hace 3.000 años ya estaba habitada. El 23 de marzo de 1534 el conquistador español Francisco Pizarro refundó al Cusco como una ciudad española, encima del asentamiento incaico. Trazó la Plaza de Armas en el centro del pueblo, levantó la Catedral encima del palacio de Viracocha Inca, conventos, aposentos y todo lo que hacía falta para establecerse y buscar el oro y la plata que poseían los incas.
La iglesia Jesuita en Cusco es impresionante.
El hecho de estar a 3.399 metros sobre el nivel del mar, hace que sea difícil respirar al caminar o subir escaleras. Para evitar el mal de alturas, recomiendan a los turistas tomar pastillas de sorocho y té de coca. La temperatura promedio es de 12° centígrados durante las noches y eso exalta y tonifica el alma, para aceptar mejor la avalancha de historia que uno recibe visitando Cusco.
Al llegar al aeropuerto vaya directo a su hotel para dejar las maletas y descansar un par de horas, de manera de aclimatarse a la altura.
Llévese un buen libro como la biografía de Charles Dickens escrita por Stefan Zweig, para que le ayude a conciliar el sueño mucho más rápido de lo que usted espera. Una vez que el cuerpo le permita, entonces vaya a caminar hacia la Plaza de Armas, que es enorme y preciosa. Entre en un restaurante a un costado de la plaza llamado “Calle del medio” y pida una sopa de gallina, que recomiendan mucho para combatir los efectos de la altura. Ya que está allí aproveche para comerse unos tiraditos, ceviches y postres, que son sensacionales.
En Cusco hay muchos mercados de artesanía típica.
Al terminar su banquete peruano recorra los monumentos históricos de la ciudad: Pasee por la Plaza Mayor que es amplia, muy animada y está rodeada de edificios coloniales preciosos. Entre en la Catedral, que comenzará a visitar por la iglesia de la Sagrada Familia, y terminará de recorrer por la iglesia del Triunfo. Una vez adentro del magnífico templo, quedará impresionado con los enormes cuadros de la escuela cusqueña de pintura, con los altares revestidos de pan de oro y los mobiliarios de plata que pesan hasta 1.500 kilos, diseñados para llevar las imágenes sagradas en las procesiones.
Es muy fácil ver mujeres llevando sus trajes típicos en Cusco.
Al salir camine unas cuadras por el centro de la ciudad hacia el Convento de Santo Domingo, edificado sobre el palacio de Qorikancha. Éste era el santuario más importante de los incas, dedicado a su dios Sol. Dicen que algunas de sus paredes estaban recubiertas de oro. El convento fue edificado en estilo renacentista, y es muy interesante ver cómo las civilizaciones inca y española chocan entre las rocas milenarias.
La iglesia Jesuita en Cusco es impresionante.
Termine su día visitando las ruinas de Puca Pucara y la fortaleza de Sacsayhuaman en las afueras de la ciudad, para maravillarse de nuevo con la arquitectura tan audaz y avanzada que desarrollaron los incas hace tantos miles de años.
Cusco es una ciudad que vale la pena mil veces el viaje, así que le recomiendo la visite apenas pueda.
La fortaleza de Sacsayhuaman en las afueras de Cusco, es todavía un misterio por descifrar.
CÓMO LLEGAR:
Cuando abran los cielos para llegar le sugiero volar con
TACA que tiene aviones nuevos, un servicio correctísimo y sale siempre puntual.
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DÓNDE ALOJARSE:
En cuanto al alojamiento, el mejor hotel de Cusco se llama Monasterio, un antiguo convento colonial sencillamente sobrio y espectacular, bien ubicado detrás de la Catedral. Cuando camine por sus enormes patios interiores con arcadas preciosas, se sentirá como protagonista de un filme de otros tiempos. El lujo se percibe en cada rincón de este viejo edificio, perfectamente conservado.
Otra opción muy buena de alojamiento es el hotel San Agustín El Dorado, muy bien situado en una calle alegre de la ciudad, a cuadras de la Plaza de Armas. Hotel cómodo pero sin encanto. No pida las habitaciones que dan hacia la calle, porque son muy ruidosas.
DÓNDE COMER:
Se come delicioso en Cusco y le recomiendo el restaurante Calle del Medio. Comida peruana excelente, en un ambiente jovial con servicio insuperable, y una hermosa vista sobre la plaza y la Catedral.
Otra muy buena opción es el restaurante Chicha, de Gastón Acurio. Cocina cuzqueña superior, ambiente refinado y cocina de altísima calidad. Sin dudas es el mejor restaurante de Cusco.
Calle Plaza Regocijo 261, segundo piso, Cusco.
Teléfono: (518) 424.05.20
NO OLVIDE:
Ya que llegó a Cusco no olvide visitar las ruinas de Machu Picchu, que representan la atracción turística más famosa del Perú. Necesita por lo menos un día completo para el tour, que se convertirá en un recuerdo grato para toda su vida.
alvaromont@gmail.com
@alvaromont
