Devota de la Chinita -la Virgen de Chiquinquirá, patrona del estado-, la nueva reina alcanza los estándares de pasarela internacional. La chica alcanza 1,76 m de estatura y derrocha no solo elegancia sino desenvoltura al lucir los atavíos con los que supo meterse al jurado en un bolsillo. Creyente del trabajo en equipo, jamás deja de mencionar en sus redes sociales a quienes la acompañan. Cree en la proyección personal y en la responsabilidad social. Una combinación ideal en estos tiempos.
Villasmil, en conjunto con sus compañeras Isbel Cristina Parra -Miss Internacional- y Alejandra Conde -Miss World Venezuela-, consiguió, con demostración de méritos y carácter, ser reconocida como la soberana de la belleza nacional durante 2020. La peculiaridad del espectáculo ha sido un tema que no ha pasado inadvertido: un jurado pudo decidir desde la virtualidad de una famosa aplicación digital que, durante estos meses, se convirtió en un medio de amplia repercusión global.
Tras bambalinas
Villasmil ya había participado en otros certámenes, tales como el Miss Zulia en 2018 y el concurso By Osmel en los que no quedó galardonada. “En dos ocasiones la vida me dijo ‘No’ por diversas razones y luego entendí que debía seguirme preparando y luchando por lo que quería… De eso se trata la vida, de ser constante”, escribió en su cuenta de Instagram. Pese a su confesa introversión, que a estas alturas podría sonar paradójica, se permitió la osadía de participar en un evento de alta envergadura como es el Miss Venezuela.
En esta oportunidad la dinámica de participación fue novedosa. Cada una de las etapas clasificatorias del concurso se pregrabaron. Luego, unidas como las piezas de un diseño de alta complejidad, formaron el rompecabezas que permitió al jurado hacer una evaluación detallada no solo de la capacidad y actitud de las muchachas en los desfiles sino de sus capacidades intelectuales para responder las acostumbradas, pero no por eso sencillas, preguntas.
Lejos quedaría, al menos por esta temporada, la presencia masiva del público aupando a sus favoritas. No obstante, la vía digital permitió a la cautiva audiencia presenciar el emocionante momento en que Mariangel, junto con su familia, recibió el veredicto final.
“Hace 2 días empecé a llamarme Venezuela”, escribió en su cuenta de Instagram en una foto en la que muestra en primer plano la corona del certamen.
Visión a futuro
Mariangel Villasmil es estudiante del cuarto semestre de la carrera de Psicología. Más allá del amor por la pasarela tiene además un muy peculiar gusto por la cocina que ha derivado en un emprendimiento dedicado a la elaboración de dulces para ocasiones especiales -Sláinte Cakes- que atiende las ciudades de Maracaibo y Ciudad Ojeda. Y que gracias a su habilidad para los negocios logró sacar adelante pese a la pandemia. “Para mí esto se ha convertido en un momento para el crecimiento profesional y de autodescubrimiento”, señala.
Participar en concursos de belleza es una experiencia que permite a algunas de las participantes emprender en diferentes áreas. Algunas suelen dirigirse a marcas reconocidas para mostrar su experiencia en la pasarela, el diseño e incluso en la imagen, siendo esto una catapulta para los negocios e inversiones. Otras escogen dedicarse al trabajo social bien sea ayudando directamente o creando organizaciones no gubernamentales e incluso fundaciones.
Para Mariangel esta es una oportunidad de oro, sobre todo para emprender en el mundo de la repostería como muy bien lo ha hecho todo este tiempo: “Me encantaría tener mi marca de pastelería, también seguiría en pasarelas de moda; estoy abierta a las oportunidades que me brinden los medios de comunicación y las marcas”, afirma entusiasmada.
La nueva soberana de la belleza se encuentra dispuesta a las oportunidades que le pueda ofrecer el modelaje Foto: Anderson Díaz @andersondiazsPunta, tacón, punta, tacón
Producto de la pandemia y por mantener los protocolos de bioseguridad, la organización Miss Venezuela adoptó el plan de grabar el certamen en diferentes fases, concediéndoles una oportunidad nada típica a las concursantes e incluso a los más expertos en el tema. “El día de la primera grabación estaba muy ansiosa, con ganas de llorar, porque estaba adaptándome a este nuevo formato. Nunca olvidaré a todo el equipo de producción dándome ánimo detrás de la cámara y haciendo especial ese momento”, recordó.
En plena etapa de transición hacia una nueva normalidad, los preparativos para el concurso que Villasmil tiene por delante se encuentran en marcha, tal como lo demanda la Miss Universe Organization. “Nos encontramos organizando todo lo referente a la preparación, estoy emocionada porque el equipo de trabajo que me está apoyando es completo, profesional y maravilloso”, afirma expectante.
“El Miss Venezuela para mí es cultura y tradición de nuestro país, representación de la mujer venezolana. Desde muy pequeña me he sentido identificada con ese valor, usar la belleza para llevar un mensaje al mundo”, comenta.
En ese sentido para la flamante Miss Venezuela existen unas figuras referentes de mucho valor y a las que no puede dejar de mirar como paradigmas. Dayana Mendoza, Stefanía Fernández e incluso María Gabriela Isler son parte de ese cuadro de reinados en el cual Villasmil se visualiza y trabaja mucho para lograr un nuevo cetro universal, recordando también que “la belleza física es subjetiva, la verdadera belleza viene de tu interior, cómo te sientes contigo misma, y eso es lo que reflejas. El modelaje es una disciplina en la que puedes mostrar esa belleza con gestos, miradas, y actitud”, finaliza con pie firme.
Luciendo su escultural cuerpo en un traje de baño de J and Co @jbyjacquelineaguilera