Upcycling, salvando al planeta una prenda a la vez
Ya era hora de que el segundo nicho más contaminante del mundo hiciera las paces con el conservacionismo y se uniera a las filas de quienes defienden los recursos no renovables
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Mauricio Cilingg


En el año 2013 el gigante del fast fashion, H&M, sorprendía al mundo al anunciar que a partir de aquel momento tomaban una ruta más sustentable, en términos ambientales, con sus fábricas en el ámbito internacional. Este fue uno de los primeros titanes de la venta minorista de indumentaria que se manifestó y tomo acción con respecto a los altos niveles de desechos contaminantes que producían mes a mes. 

Posteriormente a estas filas se unirían otras marcas como Zara, Country Road, Massimo Dutti y Oysho que crearon y pusieron en marcha distintos métodos para reciclar, reutilizar e incluso revender prendas que ya habían sido usadas, y por las que los clientes al entregarlas recibían cupones de descuento para ser utilizados en su próxima compra. 

La realidad es que en los últimos años el gremio de la moda y la industria textil ha dado pasos agigantados en términos de concientización. Y es que ya era hora de que el segundo nicho más contaminante del mundo hiciera las paces con el conservacionismo y se uniera a las filas de aquellos que piensan conscientemente que en el mundo hay algunos recursos que no son renovables y que por ello deben ser defendidos. 

Sin embargo, hacer cambios y decantarse por procesos más transparentes en la manufactura de la vestimenta suena más atractivo de lo que realmente es, y las marcas que deciden hacerlo se enfrentan a un desafío aún más grande del que supone cambiar los viejos esquemas de trabajo. Reto que se traduce en hacer atractiva esta tendencia para que el mercado siga en movimiento.

¿Pero que es realmente el upcycling? 

Este neologismo se basa en dos palabras para asentar su teoría: recycling (reciclaje) y up (enaltecer, resaltar, mejorar) y con la fórmula de las 3R –reducir, reutilizar, reciclar– trata de crear un sistema que permita establecer un puente entre el consumidor y la empresa, donde el punto en común sea la conciencia y el conocimiento sobre el efecto que tiene sobre el ecosistema el consumismo desenfrenado que provocan estas tiendas al producir millones de prendas que reflejan tendencias que al cabo de semanas quedan desactualizadas. 



 
Maison Margiela modificó y transformó en su desfile de este año prendas compradas en tiendas de segunda mano / Fotos Shutterstock

¿Quiénes ya lo han hecho?

En los años 90 algunos diseñadores ya habían transitado este camino que para aquel momento era visto como el colmo de la excentricidad. El mundo se encaminaba hacia el minimalismo cuando aún quedaban resquicios del lujo y la opulencia de los años 80´s. Fue entonces cuando el belga Martin Margiela introdujo en sus colecciones prendas vintage mezcladas con referencias más modernas lo que sin duda sentó un referente para futuros diseñadores. 

En la actualidad son muchos los que ya se han subido al tren del reciclaje. Y podemos pasearnos por nombres con bastante prestigio como Marine Serre, Sacai, Viktor & Rolf o Vetements, quienes han entendido y visto esta fórmula como una nueva oportunidad y una ventana para la creatividad. 

El mítico John Galliano, en su colección otoño-invierno 2020 para Maison Margiela, incluyó de hecho prendas compradas en tiendas de segunda mano en París. Por supuesto, modificadas y transformadas, ahí estaban esas piezas a las que se les estaba dando una nueva vida y que dejaban de convertirse en posibles agentes contaminantes. 



 
Pauline Ducruet es la creadora de Alter, firma que también utiliza textiles reciclados / Foto Gtres

Y si hablamos de marcas que nacen directamente de esta técnica una referencia obligada es Alter, la marca de ropa creada por Pauline Ducruet, hija de la princesa Estefanía de Mónaco, que aparte de estar concebida para ser genderless (que puede ser usada por ambos géneros) también es confeccionada con textiles reciclados de otras prendas. 

La realidad es que esta propuesta es apetecible desde muchos aspectos. Y en la parte económica resulta mayormente atractiva para aquellos diseñadores emergentes cuyo presupuesto es limitado y que además quieren conquistar al público actual con un mensaje que transmite respeto al planeta y refleja los tiempos de cambio que estamos presenciando. 

¿Cómo podemos hacer nuestra parte y unirnos a esta tendencia? Una buena opción para los tiempos de confinamiento.

Todos nos hemos preguntado en algún momento qué hacer desde nuestra posición para colaborar con estos movimientos, y la verdad es que la respuesta es más fácil de lo que creemos. Desde utilizar la fórmula de las 3R hasta transformar algunas prendas que tenemos olvidadas en el fondo del closet, todas estas técnicas, además de resultar beneficiosas económicamente, también prometen ayudarnos a expresar nuestra creatividad e invertir quizás el tiempo libre en algo que con el tiempo se puede convertir en un hábito saludable. 

Aprende a seleccionar bien lo que compras y decántate por aquellas prendas cuyos textiles sean de mayor calidad, esto alargará su tiempo de vida útil, evitando la necesidad de sustituirlas demasiado rápido. Para simplificar: compra más calidad que cantidad. 

También reutiliza aquellos trajes que todavía te gusten pero que están en piezas que ya no son de tu talla o están desgastadas. Extráelos y empléalos en la confección de otra prenda. Gracias al internet hoy puedes encontrar gran variedad de datos y tips interesantes que te guiarán en el proceso de unirte a esta nueva tendencia que aparte de divertida está salvando al mundo una prenda a la vez.


Mauricio Cilingg en Instagram: @mauroesmoda