Comunicación, comercio y relaciones internacionales
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Por Patricia Valderrama

Arrancamos el año con una energía muy táctica pero provocadora y por eso mismo muy delicada y peligrosa. Nada será al azar, lo que parezcan errores serán absolutamente intencionales. El poder constituido, que no es el que vemos pues detrás está el verdadero, el que mueve los hilos y al que no tenemos acceso aunque muchos crean que sí, sufrirá reveses por la acción de algo superior que está participando por el llamado de tantos que claman desde la auténtica fuerza y fe. Este será el año para recuperar la voz interior, pero no solo con la finalidad de escucharla sino de hacerla sentir en el mundo. Por eso es tan importante continuar haciendo un esfuerzo consciente por conectar con lo que sentimos, en esa medida el proceso de reestructuración, que también experimentará el mundo de las comunicaciones, quedará impregnado de la fuerza de la autenticidad y de la verdad.

Quien no se adapte al uso con sentido trascendente de las redes quedará atrás. La gente está cambiando, ya no queremos apostar por mecanismos mediocres que solo sirvan al enriquecimiento de unos pocos, queremos beneficiarnos de lo que nos pertenece a todos los que provienen de ese espacio colectivo compartido. La gente se está sintonizando con aquello que otorgue integridad a esa malla colectiva y le dé estructura y sentido. Por eso aquellos negocios auténticos que aspiren a una nueva estructura de producción basada en el manejo racional de los recursos, el trabajo disciplinado y organizado, la visión limpia y enfocada, van a tener mucho éxito, mientras que veremos derrumbarse grandes corporaciones incluso asociadas con el mundo digital. Aunque se crean protegidas por estar alineadas con los nuevos conceptos comerciales si no cuidan su filosofía de producción estarán igualmente sujetas a una inevitable transformación.

Tenemos un año marcado por la eficiencia, el crecimiento sostenido, la capacidad de hacer crecer con poco la transformación de estructuras y la independencia mental de instituciones que ya no pueden engañar más. Es un año de mucho crecimiento pero en una dirección diferente a la que estamos acostumbrados porque ahora lo que vamos a intercambiar debe tener sentido y debe servir a unos intereses mayores con valor emocional y espiritual.

Será un año en el que la apertura de China a la inversión privada renovará el esquema comercial en el mundo y pondrá en jaque a muchos mecanismos de intercambio. Los conflictos por razones religiosas experimentarán cambios muy significativos, pues las batallas por el poder entre religiones se verán intervenidas por la exigencia de ocuparse de los conflictos internos a cada religión. Los feligreses ya no seguirán a ciegas a sus líderes, pedirán cuentas y tomarán posiciones coherentes que marcarán para siempre los nuevos esquemas de funcionamiento en las instituciones religiosas, obligándolas a responder a las exigencias y necesidades de la gente, dejando así de utilizarlas para simplemente sostenerse en el poder.

Las retrogradaciones mercuriales continuarán siendo en signos de agua durante este año, lo cual nos advierte de tiempos de profunda interiorización emocional y por tanto períodos exigentes emocionalmente para los que debemos prepararnos. Como serán parcialmente en signos de aire nos permitirán desarrollar soluciones de maneras menos complejas.

Las fechas a tener en cuenta de las retrogradaciones de Mercurio son:
Primera retrogradación 2020: en Piscis y Acuario, del 16 de febrero al 9 de marzo (el 4 de marzo pasa de Piscis a Acuario).
Segunda retrogradación 2020: en Cáncer, del 18 de junio al 12 de julio.
Tercera retrogradación 2020: en Escorpio y Libra, del 13 de octubre al 3 de noviembre (el 27 de octubre pasa de Escorpio a Libra)