Burbujas Italianas
No pretende sustituir a la célebre champaña, el Prosecco está adquiriendo su propio peso específico en el gusto de los más exigentes paladares. ¿La razón? Investigación y tecnología que se traducen en un producto de gran calidad
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La historia del Prosecco está íntimamente ligada a la de Carpenè Malvolti. Seis generaciones herederas de Antonio Carpenè y Angelo Malvolti se dedicaron a producir espumantes y destilados desde 1868, y le confirieron a la región de Treviso el prestigio de ser una de las zonas productoras del mejor vino italiano.

El Prosecco, un caldo sencillo, más suave y mucho más fácil de beber que otros espumosos, se realiza mediante el método Charmat, también conocido como el método italiano. Tras la elaboración normal de un vino blanco base, este se introduce en un tanque sellado presurizado para pasar por una segunda fermentación durante la que se libera dióxido de carbono en forma de burbujas naturales. Este método se diferencia de las elaboraciones de Cava y Champagne, cuya segunda fermentación se realiza directamente en la botella, el célebre método Champenoise.

El Prosecco es un vino espumoso que se producía inicialmente con la uva Prosecco hasta que, por razones de conservación del medio ambiente, se pasó a la variedad autóctona denominada Glera, proveniente de las regiones de Véneto y Friuli-Venezia-Giulia, en el noroeste de Italia.

Un Prosecco con historia
El sueño de Antonio Carpenè, distinguido científico, químico e investigador, era producir en Italia ese vino burbujeante y festivo que hasta entonces solo los franceses sabían hacer. Su esfuerzo cristalizó en una versión refrescante, ligera, aromática y con un gusto cítrico.

Carpenè Malvolti fue la primera marca en Italia productora de espumantes que utilizó sistemas calificados y científicamente controlados y no empíricos como se usaba en aquellos años. Antonio Carpenè es reconocido con el mérito por el perfeccionamiento del método Charmat en Italia, aplicado con decisivas e importantes innovaciones al Prosecco.

El amor por la tierra, por la cultura y por el vino, llevó a Antonio Carpenè a fundar la Escuela Enológica de Conegliano, que hasta la Reforma Gentile fue un tipo de ateneo del vino y todavía hoy es uno de los institutos más prestigiosos de Italia. Es también reconocido por el esfuerzo a favor del aumento de la enología italiana y por haber hecho de Conegliano la patria del Prosecco. Desde 2009 posee la D.O.C.G. (denominación de origen controlada y garantizada). Al frente de la Escuela han permanecido unidos todos los descendientes Carpenè y desde 2002 les ha sido dedicada también la sede de la carrera universitaria en Viticultura y Enología. La tradición de familia se repite en los nombres de las generaciones sucesivas y también el esfuerzo por la producción de vinos de calidad y por las continuas innovaciones tecnológicas aplicadas en la bodega, siguiendo los valores tradicionales y la relación con los agricultores. La Carpenè Malvolti, con directa colaboración de más de 100 históricos agricultores, cuenta con dos establecimientos: la sede histórica de Conegliano y la bodega de Follina. La Hacienda está presente en más de 50 mercados extranjeros con una producción de más de 5 millones de botellas repartidas entre Conegliano Valdobbiadene Prosecco Superiore D.O.C.G., Brandy, Grappa (agua ardiente), Rosé Brut y Metodo Classico.

Armonías proporcionadas
Tanto en Italia como en otros países, el Prosecco se sirve frío y es una bebida ideal en cualquier momento. Aunque no se considera una alternativa al Champagne, su calidad de vino espumoso le otorga el toque de distinción que le permite estar entre las bebidas perfectas para las celebraciones importantes.

Este vino marida muy bien con un gran abanico de platos, desde calamares fritos hasta pastas cremosas. También funciona bien en coctelería, y un ejemplo es el famoso Bellini del Harry’s Bar, en Venecia. Los mixólogos lo incluyen en muchos de sus cocteles. Una mezcla perfecta para nuestro clima tropical es Prosecco con fresa o granadina. Combinarlo con jugos naturales no le resta personalidad al vino, pues es un ejemplo de su versatilidad.

Hay tres estilos de Prosecco según su nivel de azúcar residual: Brut, Seco y ExtraSeco. La regulación de la calidad se muestra en la etiqueta, como Prosecco DOC, Denominazione di Origine Controllata, Prosecco DOCG y Superiore DOCG, que supone la clasificación más alta para los vinos provenientes de las subzonas Asolo y Conegliano Valdobbiadene.

Si bien se ha convertido en un vino muy popular en todo el mundo, también es una buena manera de invitar a la mayoría de la gente a descubrir y disfrutar del mundo de los espumosos.