El espíritu en una botella
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Vinos ecológicos, naturales, orgánicos forman parte de una idea cada vez más difundida, que propone elaborar productos de alta calidad, sin dañar el ecosistema. Una de las prácticas que va más allá, por encerrar toda una ética, la Antroposofía, es la biodinámica

Según los expertos, el concepto de vino natural o ecológico tiene notables diferencias con la noción de vino biodinámico. Para conocer más sobre este interesante método de producción de vinos, acudimos a varios expertos para ahondar en los principios básicos que nos permitan entender este procedimiento. Una de nuestras fuentes consultadas fue el enólogo chileno, Álvaro Espinoza, asesor de viñas como Emiliana, Santa Ema, William Cole o Undurraga.

Si bien es cierto que los vinos biodinámicos están cada vez más en tendencia, el origen data de una centuria atrás. El padre de la agricultura biodinámica es Rudolf Steiner. Este filósofo y humanista, nacido en el desaparecido Imperio Austrohúngaro, concibe a las granjas y bodegas como organismos complejos cuya dinámica natural incluye a los animales y al hombre y los entiende como un todo holístico, un sistema en constante equilibrio que hay que preservar.

Así, la agricultura biodinámica incluye los criterios de la agricultura ecológica (evita pesticidas y otros contaminantes) y los encuadra en un contexto más amplio, que tiene en cuenta el ciclo de las estaciones y los ciclos de la Luna, así como la influencia de otras fuerzas benéficas cósmicas o terrestres. Esto permite obtener a menudo productos claramente más nutritivos y sabrosos que los de origen convencional.

Con la luna, las estrellas y la diosa

En Chile, en una de las regiones vinícolas más importantes de ese país, se fundó hace más de dos décadas, las bodegas Emiliana, bajo la estricta filosofía antroposófica de la que se nutre la biodinámica. Este tipo de vinicultura se considera uno de los desarrollos más positivos de los últimos años en la industria del vino. Sin embargo, aún son pocas las bodegas que han implementado este método, pues el producto final resulta más costoso para el consumidor. ¿Las razones? El cultivo biodinámico requiere de más recursos y cuidados a la viña.

Para obtener vinos biodinámicos se prioriza la salud del viñedo. Así como la viticultura tradicional se focaliza en combatir las enfermedades y las plagas, la biodinámica estimula la salud de la viña para que las enfermedades no sean un problema, entendiendo que el viñedo es un sistema de vida en sí mismo y que hay que tratarlo como tal, holísticamente. Se busca el equilibrio con el ecosistema, preservar la diversidad biológica y la recuperación de la actividad microbiana del suelo. La meta de este tipo de agricultura es tener viñedos equilibrados naturalmente, sanos, que produzcan uvas de mejor calidad y gran expresividad del terroir. La biodinámica lleva la agricultura ecológica un paso más allá, siguiendo el calendario lunar y astronómico (calendario biodinámico) como guía de los ciclos naturales y planta hierbas sanadoras en el viñedo, como valeriana, ortiga, diente de león o manzanilla. Y se fertiliza mediante compuestos biodinámicos, como compost en cuernos de vaca enterrados.

Estos vinos se identifican con el sello Demeter, que es la organización líder de certificación biodinámica. Demeter, que debe su nombre a la diosa griega de la agricultura, es una institución no gubernamental, que cobra tasas para pertenecer a ella y para las inspecciones que realiza. Aunque no se ha podido verificar que un viñedo bajo agricultura biodinámica sea más eficaz que otro 100% orgánico, sí se ha demostrado que la calidad del suelo es notablemente mejor y tiene mucha más actividad y vida. Además, el producto final, el vino en la botella, manifiesta el resultado del esmero con el que se elabora, conservando el “espíritu” de la uva.


“La Antroposofía es un sendero de autoconocimiento que quisiera conducir lo espiritual en el hombre a lo espiritual en el universo”. Rudolf Steiner