1. Durante la guerra de secesión, cuando las tropas regresaban a sus cuarteles, si no habían tenido ninguna baja, escribían en una pizarra "0 Killed" (cero muertos). De ahí proviene la expresión "O.K.", para decir que todo está bien.
2. La palabra Jeep como que proviene de "General Purpose vehicle" (vehículo de propósito general), por sus iniciales GP, que fonéticamente en inglés terminó siendo “jeep”, fieles a la costumbre norteamericana de abreviar todo.
4. Se dice que cada rey de las barajas representa a un gran rey de la historia: El de espadas, al Rey David; el de tréboles, a Alejandro Magno; el de corazones, a Carlo Magno; y el de diamantes, a Julio César. A falta de unas buenas fotos de cada época, no queda otra que confiar en la representación del primer ilustrador.
5. En el Nuevo Testamento, San Mateo dice
"es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico entre al Reino de los Cielos". Pero se dice que San Jerónimo, el traductor del texto, tradujo la palabra "
camelos" como camello, cuando en realidad, en griego "
kamelos" puede referirse a una soga gruesa con la que se amarraban los barcos a los muelles. El sentido de la frase es el mismo, a cualquiera de las dos, soga o camello, le hubiera costado mucho pasar por el ojo de la aguja. La de la soga pareciera tener más sentido. Pero, ojo, en la época de la Inquisición, si el sentido era el mismo, mejor era no poner en entredicho los textos del Nuevo Testamento.
6. Cuando los primeros ingleses llegaron a Australia, se asombraron al ver unos extraños animales que en vez de caminar, saltaban y llamaron a un nativo para preguntarle, por señas, que animal era ese. A lo que el aborigen siempre decía "
khan ghu ru", que hoy todos sabemos que significa ". Los ingleses, fieles a su facilidad natural de integración a sus colonias, adoptaron el vocablo "
kangaroo" (canguro).
7. Para no distanciarse mucho en eso de la integración con las colonias, en la zona de México que hoy es Yucatán, un conquistador español le preguntó a un nativo como se llamaba el lugar, el indio le dijo: Yucatán. Lo que el español no sabía era que, sin muchas ganas de colaborar, el nativo le estaba contestando:
"yo no soy de aquí".