En el mediometraje y tres cortometrajes que estrenó en Netflix a finales de septiembre, Anderson vuelve sobre sus obsesiones formales y temáticas: colores pastel, planos simétricos, personajes melancólicos, escenarios teatrales, uso de la animación stop motion, ficción autoconsciente y narración literal y en tiempo real de lo que se ve en pantalla.

Estas cuatro producciones adaptan otros tantos relatos de Roald Dahl, un autor británico de literatura infantil (y no tan infantil) cuyas obras han sido llevadas con frecuencia al cine. Films como las dos versiones de “Charlie y la fábrica de chocolate” y “Fantastic Mr. Fox” (esta última, por cierto, dirigida por Anderson), dan fe de ello.

En las cintas que nos ocupan, asistimos a las historias de un excéntrico millonario que se obsesiona con dominar los poderes de un gurú indio (“The Wonderful Story of Henry Sugar”), un siniestro exterminador que acude a acabar con las ratas de un pequeño pueblo (“Ratcatcher”), un joven tímido y aficionado a las aves que sufre un mal rato por parte de dos abusadores (“The Swan”) y el caso de un soldado al que una serpiente deja inmovilizado en su cama (“Poison”).

Se trata de cuatro piezas de auténtica orfebrería visual, cuyo visionado recomendamos a quienes busquen introducirse en el universo de Wes Anderson y que, sin duda, fascinarán a quienes ya son entusiastas del director texano.