Una versión de esta nota fue publicada en el número 8 de la Revista FVG. En esta ocasión, al final de la nota, hemos incluido unos numeritos que creemos que pueden ser de mucha ayuda para la consideración de este tema.
No recuerdo exactamente desde cuando está Carlos Hernández, mi frecuente partner, tratando de convencer a sus compañeros de partidas de que deberían salir de las ocres. O, al menos, dejarlo a él salir de las ocres. Parece que Carlos tuvo una vez una epifanía cuando tuvo que salir de las rojas, en algún torneo en que las condiciones le dieron esa ventaja, y desde entonces trata de convencer a todo el que lo quiera oír de que, para su edad, sexo y condición socioeconómica, él debería tener derecho a jugar desde las ocres.
Recientemente, de visita en Panamá, jugando con otro gran amigo, Mario Botero, me cuenta que me cuenta que en su grupo han establecido que los jugadores de más de 70 años pueden jugar de las ocres, sin disculpas, ni vergüenza. En esa misma visita conocí a Roberto Vallarino, un setentón que juega cómodo con hándicap de un dígito (de cualquiera de las marcas) y que aboga por que los jugadores salgan de la marca que prefieran, o de la que más les convenga, negras, azules, blancas o rojas, independientemente de la edad.
Fíjense que barajé “ocres” y “rojas” como si fueran lo mismo, que en Izcaragua son, como en muchos de nuestros clubes. Donde creo que si hay una diferencia es en la potencial mamadera de gallo que para muchos significaría empezar a jugar de las “rojas”.
Y es que, tradicionalmente en nuestros clubes, “rojas” es casi lo mismo que decir “tee de damas”. Que, dicho sea de paso, mejor es decirles “ocres”, y así nos distanciamos cautelosamente de un pasado en el que algunos pudieran ver unos rasgos misóginos que, en estas épocas, generarían impopularidad y rechazo automáticos.
Esas mismas salidas también las utilizan las categorías infantiles, que cuando dejan de tener que usarlas sienten que superaron una etapa. Para los golfistas que empezaron desde niños, dejar de utilizar las “ocres” les representó una especie de “ascenso”. Cuando los seniors las comienzan a utilizar, si es que alguna vez las comienzan a utilizar, hay un diablito interior que les empieza a susurrar ideas de “descenso”.
¿Para que jugamos Golf?
Lo que todos buscamos es disfrutar del golf. Del aire libre. De la caminata. De los amigos. De una buena partida. De las conversas en el hoyo 19. Del reto constante de buscar una perfección que es simplemente inalcanzable.
La palabra clave: disfrutar
Ahora, no sé si es que yo soy un bicho raro, pero yo disfruto más cuando hago pares y birdies que cuando hago
bogeys o
doble-bogeys. Ni hablar de un albatross, eso es material de TikTok.
Una anécdota de Pete Dye
Cuentan que cuando la cancha de Pound Ridge Golf en Nueva York estaba recién terminada un visitante le preguntó a Pete Dye, el famoso diseñador de canchas de golf, porqué los
tees más desafiantes, los de campeonato, estaban a menudo escondidos por el paisajismo, por los árboles o por otros elementos naturales del terreno; a lo que Dye respondió con picardía: "Eso es para esconderlos de los
ding-a-lings que no deberían jugar de allí".
"Nos encantan nuestros
tees para profesionales, pero demasiados no-profesionales juegan desde allí", dijo Dye. "…y después se preguntan por qué no se divierten".
Lo cierto es que hay unos hoyos donde hacer par en regulación es prácticamente imposible para algunos jugadores… Y supremamente improbable para muchísimos otros.
Para poner un caso, hace ya varios años que en todas las partidas en las que he estado ninguno de mis compañeros ha estado ni remotamente cerca de coger el Green del hoyo 9 del Junko en regulación. Si quisieran hacer un birdie, sería de
approach y
putt.
Unos numeritos
Primero está el tema de lo que pega uno contra lo que uno cree que pega. Por ejemplo, si un jugador sale del
tee de las blancas en Izcaragua, y se deja un tiro de unas 110 yardas para el
green ¿de cuánto fue su salida?: A: 250 yardas; B: 230 yardas; C: 210 yardas; D: 190 yardas. Más adelante vemos la respuesta.
Según un estudio de ShotScope, en 2020 el promedio de distancia con el
driver de los jugadores de golf en los Estados Unidos era de 216 yardas. Casi la mitad (el 45%) pegaba menos de 224 yardas, y una clara mayoría (69%) no llegaba a 250 yardas.
En otro estudio, más o menos por la misma época, en el reporte de “Ideas sobre la Distancia” de la USGA se observa que la distancia promedio con el
driver, para los hombres se comporta así:
Es un hecho. La distancia promedio con el driver para jugadores de más de 6 de hándicap es de menos de 223 yardas. También lo es, según esa tabla, que un jugador de 20 de hándicap no llega al Green en dos golpes en un hoyo de 390 yardas, ni que ponga un tee en el fairway para el segundo tiro y le pegue con lo que quiera. Y eso explica por qué, para un golfista de fin de semana, son tan bajas las posibilidades de regular las 436 yardas del hoyo 9 del Junko del que hablamos; porque si tiene la distancia, le tiene que pegar par de flechas, dos veces.
Para la mayoría de los aficionados, hoyos como ese son un par 5 corto. Ahora, aunque mentalmente uno sabe que es así, en la tarjeta si haces 5, no fue par, fue bogey; y si haces 6, fue doble bogey. Y en el medidor interior de valorización de logros, que todo golfista parece tener sobre desarrollado, un bogey es tolerable, un doble bogey siempre duele.
El famoso diseñador de palos de golf, Tom Wishon, dice que es prácticamente imposible que un amateur le pegue bien, de forma consistente, a un hierro de menos de 27 grados. (Y aunque esto es otro tema, Wishom también afirma que más del 90% de los golfistas pegarían más largo y mejor el driver, si usaran uno más corto, con el loft y el peso del shaft correcto. A hacerse un buen fitting, pues.)
O sea que Wishon dice que a los jugadores aficionados les cuesta mucho pegarle consistentemente bien a los hierros 5, 4, 3, híbridos y maderas; por lo que se explica que a veces le pegamos más distancia con el hierro 6 o 7 que con el 5. A ojo de buen cubero, (o “muy a pepa de ojo, coseno de alfa” si estudiaste ingeniería), si un jugador promedio pega 216 yardas con el driver, ese jugador pega unas 165 yardas con un hierro 5. Entonces, drive y hierro 5: 380 yardas, con suerte. Mucha.
El tema del tee de salida
Roberto Vallarino publicó una nota en la página de la Asociación de Golf de Panamá en la que se pregunta “¿Cuál debe ser mi Tee de salida?”, y dice que la respuesta depende de a quién le preguntes.
Que tus amigos te dirán que depende de tu edad o de tu género y que los administradores de las canchas te dirían que deberías usar el que te permita jugar una ronda de 18 hoyos en cuatro horas o menos.
Siendo el golf un juego intrínsecamente competitivo, con otros o con uno mismo (esa “perfección inalcanzable”) y dado que el tee de salida es un tema que implica reto, orgullo, ego y cualquier otra emoción que le quieras agregar, con frecuencia los jugadores, cuando tienen la opción, escogen un tee de salida que no les conviene, que les demora el juego y daña sus scores.
Vallarino dice que “El tee de salida debe ser, el que, de acuerdo con tu potencial, te permita llegar en regulación al green, te permita aspirar a hacer par en cada hoyo y te permita jugar una ronda de 18 hoyos en 4 horas o menos. Esto haría la ronda más divertida y mejoraría tus resultados. No tiene nada que ver con género ni edad.”
Si uno lee esa afirmación con detenimiento, cuesta mucho conseguirle defectos. Habla de: i) jugar una cancha como está supuesta a ser jugada; ii) de que te pongas unas metas realistas; iii) de jugar una vuelta rápido y sin apuros; iv) de que disfrutarías más tu juego; v) de mejorar tus resultados; y, vi) aplica para todo el mundo, edad, sexo y condición socioeconómica, como quiere Carlos Hernández.
El asunto es que independientemente de tu nivel de juego, edad o hándicap, hay una relación directa entre la distancia que un jugador alcanza con su driver y la distancia que alcanza con cada uno de los otros palos.
La Figura 1 muestra la relación entre la distancia con el
driver y la distancia con el resto de los palos.
Hay una relación inevitable entre la distancia que puedes alcanzar con tus palos y la posibilidad razonable de hacer par en un hoyo. Las iniciativas
“Tee it Forward”, propulsada de manera conjunta entre la USGA y la PGA, y la iniciativa para un “
Family Club” del Longleaf Golf & Family Club, propulsada por las fundaciones de la American Society of Golf Course Architects y U.S. Kids Golf, proponen diseñar un esquema de tees basados en la distancia que alcanzas con tus palos.
La Figura 2 muestra los largos de cancha sugeridos en función de la distancia que un jugador alcanza con sus palos
Ambos métodos son esencialmente similares, pero lo importante es el concepto de sugerir para un jugador cuales tees le convienen en función de su pegada.
Los invito a leer los artículos de Vallarino y Jiménez que se referencian al pie y discuten estas propuestas. Son ligeritos.
Hay que tragarse el orgullo
Un consejo sabio citado con insuficiente frecuencia dice que “si no estás rompiendo 90 con regularidad, juega de unos tees más adelantados hasta que si lo hagas”.
En casi cualquier lugar uno se consigue partidas que juegan desde los tees de campeonato, que están mucho más allá de su nivel de habilidad; de los tees que los empleados de los campos de golf de los Estados Unidos llaman “de testosterona”.
Los que insisten en jugar los tees de campeonato siempre tienen una razón: "Quiero ver toda la cancha"; "Quiero sacar lo que pagué"; "Jugar desde atrás es la única manera de compararme con los golfistas profesionales"; "Es la única forma de mejorar".
En realidad, son excusas. La verdadera razón por la que la gente sigue jugando desde los tees equivocados es, otra vez, aquella perfección inalcanzable que nos mantiene jugando. La mayoría de los golfistas piensan que son mucho mejores de lo que realmente son. Es la única manera de sobrevivir a la cruel verdad de este juego despiadado.
Hoy salimos de los Tees de bronce
Por una parte, se me ocurre que podríamos abandonar los códigos de colores para identificar las salidas y adoptar cualquier otra denominación, metales, números, nombres de animales, de piedras preciosas. Ese es un asunto para un creativo, pero la idea es deslastrar las salidas de las cargas de ego que hoy están asociadas a los distintos colores.
Por otra parte, aumentar el número de alternativas. Algunas de las propuestas que hemos mencionado hablan de hasta de 7 y 8 salidas diferentes.
En nuestro caso, a modo de ejercicio y para evitar una discusión, por demás sensata, con los que seguramente querrán evitar los gastos para construir
tees adicionales (que, en el fondo, no tendría que ser estrictamente necesario), podríamos probar con una combinación de
tees (que tampoco es una idea nueva y que la hemos visto en varias canchas en Estados Unidos), y con el solo y atrevido propósito de iniciar una conversación propongo la siguiente combinación (con cero inversión):
Por cierto, el cálculo del índice usando algo como esto sería perfectamente posible. Ese no sería un problema.
Otras lecturas sobre el tema:
“¿CUÁL DEBE SER MI TEE DE SALIDA?”
Por Roberto Vallarino - https://apagolf.com.pa/cual-debe-ser-mi-tee-de-salida/
“¿DESDE QUE SALIDAS DEBES JUGAR AL GOLF SEGÚN TÚ DISTANCIA?”
Por Abel Jiménez García - https://abeljimenezgarcia.com/jugar-al-golf-segun-tu-distancia
TEE IT FORWARD: WHAT TEES SHOULD YOU PLAY
Por Golfers Report - https://www.golfersreport.com/tee-it-forward/
“DISTRIBUTION OF DRIVING DISTANCES 2020”
Por Shotscope - https://shotscope.com/blog/stats/distribution-of-driving-distances-2020/
“USGA DISTANCE INSIGHTS REPORT”
USGA - https://www.usga.org/content/usga/home-page/distance-insights-library.html
AVERAGE GOLF DRIVING DISTANCES (BY AGE, HANDICAP & PGA TOUR)
https://toprankgolf.com/average-driving-distance/
REVEALED: AVERAGE DRIVING DISTANCE FOR ALL MALE GOLFERS WILL SHOCK YOU!
Por Andy Roberts - https://www.golfmagic.com/golf-news/revealed-average-driving-distance-all-male-golfers-will-shock-you
https://www.golfcontentnetwork.com/interview/qa-with-tom-wishon/
https://www.nytimes.com/2009/05/04/sports/golf/04pennington.html
