Aquel equipo histórico dentro de la aceptación, adoración y también, rechazo, generó desencuentros constantes en las conversaciones cotidianas de fútbol del día a día. Parecía que existía una sola forma de jugar bien y el acercarse a esa manera, era hasta parte de una moda vinculada directamente con el juego.
Lo de aquel equipo rebasó el fútbol profesional universal, se incrustó en el fútbol de formación como ejemplo - errado- de lo bueno. Todos querían jugar igual a Pep, sin siquiera considerar que no bastaba con la intención y repetición, si no existía el tiempo y los ejecutantes.
Partiendo de aquella gesta con el Barça, Guardiola navegó sobre muchas posturas radicales en relación a su hito. Todas estas con el planeta fútbol en debate permanente, mientras él se mantenía expectante al logro mayor:
Repetir el título de Champions League.El transitar por el Bayern Munich (2013- 2016) y luego la llegada al Manchester City (2016) con una diferencia de siete (7) años, lo fueron llevando a cambiar muchas de esas formas, algunas llamadas identidades o estilos, que parecían inquebrantables en sus propuestas para hacer funcionar a sus equipos.
Se vio obligado a cambiar y ahí, hacerse más grande aún de lo que ya era en su momento.
De la acumulación de pases en espacios cortos para avanzar o lateralizar, agregó en el juego corto - mediano - largo, una alternativa para ser más directo en las intenciones de atacar. Insistió: Pelota larga a los costados, para hacer la cancha ancha para los extremos, cuando ya se había dado la recuperación de los volantes centrales.
También alteró eso de la posesión absoluta de la pelota. Muchas veces se adecuó al repliegue cauto de su equipo con recuperaciones efectivas en su cancha, entendiendo los espacios que dejaban sus oponentes en terreno rival.
De aquellos jugadores de buen pie que siguen existiendo en su plantilla, afinó en agregarle la potencia y mucha más fuerza a sus jugadores rodeándose de más de una decena de preparadores físicos en su staff.
Valoró la cantidad de partidos que se acumulan al año y apuntó con lo mejor para ganar desde un duelo, hasta la consistencia total individual – colectiva en cada enfrentamiento hasta el último minuto de competencia en juego.
Guardiola, también asumió que aquello del “Falso 9” había que apartarlo del absolutismo de sus maneras en las que se aferró durante años. Tuvo que engavetar ese término y dejarlo atrás. No más a eso de los volantes o laterales reconvertidos. Cuando tuvo oportunidad, su equipo contrató al mejor atacante definidor y referente de área que había disponible en el mercado mundial: Erling Haaland.
En esa misma etapa - año 2023-, Pep reconoció públicamente el trabajo de sus colegas entrenadores en la Premier League, incluso cuando muchas veces los catalogaron como opuestos en cuanto a estilos.
Así como lo hizo con Roberto De Zerbi, DT del Brighton, cuando lo exaltó como el que mejor trabajaba a su equipo para sacar la pelota limpia desde el área propia.
Atrás quedaron los tiempos de arraigo a las identidades o estilos únicos. Guardiola le demuestra al mundo del fútbol con el pasar de los años que existe una adaptación a las formas y que al éxito no se llega por una sola vía.
Las adaptaciones a los tiempos. El reinventarse es una obligación, sin duda, una evolución sostenida
Walter Roque.
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