Ana Isabel: ¿Cómo definirían al CASSI?
Jorge: Cuando escribí en el artículo del EDASI 2018 sobre la fundación del Centro de Acción Social, expliqué que cada institución del colegio tiene un porqué en el contexto histórico tanto del país como del colegio. Para mí, el CASSI es la respuesta a un proceso histórico de nuestro país. La crisis está haciendo que el colegio, siendo una institución jesuita y católica, sea líder en este movimiento de acción social y solidaridad con las personas más desfavorecidas.
Ana Luisa: Yo definiría el CASSI en dos palabras: solidaridad y liderazgo. El colegio siempre ha sido una cuna de líderes. La creación del CASSI es eso que tanto le hacía falta al colegio: poner ese liderazgo en práctica, ayudando a nuestro país; propagar los valores ignacianos y demostrarle a Caracas qué es ser un líder positivo y cómo tus acciones pueden cambiar la vida de miles de personas. Aunque seas solo un alumno, tienes las herramientas para ayudar.
AI: ¿Qué factores del contexto histórico del colegio o del país influyeron en su gestión?
J: Cuando asumí el cargo de Acción Social en el CESI (2017-2018), había muchas iniciativas de los estudiantes, del departamento de pastoral, de OSCASI, de nuestros colegios hermanos (como el Jesús Obrero), pero no nos dábamos abasto. Entonces, nace la necesidad en un colegio arraigado al “En todo amar y servir”, dentro de un país devastado, de un lugar en el que se ejecuten todas estas iniciativas. Para eso aprovechamos, además, a un grupo muy bien estructurado pero con falta de arraigo y de liderazgo: los mediadores de paz.
AL: Mi gestión está situada en un momento de escasez material y de un llamado hacia la solidaridad de los ciudadanos. Algo en lo que nos quisimos enfocar fue en poder ayudar fuera del colegio. Realizamos muchas actividades con OSCASI y fundaciones de niños con Síndrome de Down, en Frijol y otros lugares de Caracas, creando una red de apoyo. Dentro del colegio, nos enfocamos en la paz y convivencia escolar (con Amnistía Internacional), y en sacar proyectos con los mediadores, que se destacaron bastante este año.
AL: ¿Cuál fue tu parte favorita de ser directivo del CASSI?
J: Mi función principal fue su creación, estructurar la idea y cuáles iban a ser sus parámetros. Eso fue lo que más me gustó: plantearnos distintos escenarios y analizar otras instituciones para hacer que fuese realmente efectivo. El proceso de que el Padre, el Departamento de Convivencia y los mediadores de paz entendieran una nueva idea y competencias, una nueva institución.
AL: ¿Qué visión tienes para el futuro del CASSI? ¿Qué te gustaría que se hiciera?
J: Espero que forme a estudiantes integrales, para que puedan llevar adelante proyectos de acción social, estando conscientes de los problemas que afectan a los sectores más vulnerables, la historia de su país y el contexto global. Además, que sientan la biografía de San Ignacio de Loyola, combinando la formación y acción, porque al final el ejemplo de San Ignacio es formarse para poder ayudar de forma efectiva. En lo específico, me encantaría que el CASSI organizara unas misiones por parte del Colegio. Obviamente todos estamos parados ahorita, pero creo que es el momento para replantearse para el año siguiente.
AI: Por último, ¿qué consejo le darían a futuros miembros del CASSI?
J: Recuerdo que en el CESI se burlaban de mí, me decían: “Tú te gradúas y eso muere”. Yo estaba seguro de que habrían personas capaces de seguir con el proyecto y lo ratifiqué con los años siguientes. Lo importante para futuros miembros es que sean personas que sientan el país y el colegio, que irradien más que nadie ese espíritu de amar y servir, como lo hace Ana, como lo hicieron por ejemplo Alexandra Courtois y Diego Caballero. Estoy sumamente orgulloso de quienes han llevado el proyecto y espero que siga siendo así.
AL: Estoy de acuerdo. Para disfrutar al máximo tu gestión y ayudar a la mayor cantidad de personas, hay que sentir el proyecto en pleno, porque requiere bastante trabajo. Pero cuando uno ama lo que hace, no es trabajo. Es una dedicación que disfrutarás mucho. Estando en bachillerato, siempre tuve mucha motivación para ayudar y al principio no estaba muy segura de cómo funcionaba el CASSI, hasta que me di cuenta de que es el lugar perfecto para invertir esas ganas en algo bueno, en ayudar y poder causar un verdadero cambio.