Grupo de gaitas
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Es difícil escribir este artículo sin que se amontonen maravillosos recuerdos en mi mente. Resulta que un compañero de clases, que toca muy bien la guitarra, me sugirió que audicionara para las gaitas con el cuatro, ya que por esos días habían comenzado las audiciones. Yo apenas sabía darle hacia arriba y abajo a un cuatro viejo que estaba en mi casa, guindado en el mismo sitio desde hacía años; por lo que cuando audicioné, lo hice sin ninguna expectativa. Debo confesar que pensé que no quedaría; pero mi sorpresa fue muy grande cuando publicaron la lista: allí estaba mi nombre y al lado la palabra “cuatro”. Sentí alegría y confusión, pues sabía que mi desempeño había sido muy malo como para merecerme ese puesto. Sin embargo, me dije a mí mismo: “Si ya me aceptaron, entonces daré lo mejor de mí”. Y así nació, sin lugar a dudas, una de las mejores experiencias de mi vida.

Este mundo gaitero incluye, entre otras cosas, conocer gente maravillosa. Y allí conocí a quien se convertiría en mi mentor y amigo, el profesor Albin Zapata, a quien le agradezco haberme enseñado todo lo que sé, por haber creído en mí y por sugerir crear un “solo de cuatro” para el repertorio gaitero y poder competir en ese renglón. Los ensayos comenzaron y poco a poco fui mejorando. Sin saberlo, estábamos encendiendo un fuego que se quedará por siempre dentro de nuestros corazones. Estar en un escenario, ver cientos de personas aplaudiendo, saltar después de mi solo, compartir con mis compañeros, son momentos únicos. El día más esperado fue el festival de nuestro colegio. Ese 2 de noviembre es para mí inolvidable por muchas razones; porque aunque llovió como nunca, toda esa agua no pudo apagar nuestro fuego, que ardió toda la noche. Ahora tengo también dentro de mi promoción padres y madres, pero sobre todo hermanas y hermanos gaiteros. Solo por eso repetiría mil veces más esta maravillosa experiencia.

Las gaitas son un sentimiento, una experiencia que marcó mi vida como alumno. Son un recuerdo inolvidable, una experiencia que al recordarla, me llena de emoción.

César Díaz
V año