En este período escolar, tuve la oportunidad junto a Daniel Zeberio de ser jefa del muro de escalada, decisión propuesta por la directiva del Centro Excursionista Loyola (CEL), 2018-2019. A lo largo del año, ha habido altos y bajos, pero lo que me parece más importante destacar es que he podido llevarme muchos aprendizajes y lecciones; lo más maravilloso y especial de esto es que ha venido de los más pequeños del colegio. Dos veces a la semana, por dos horas en la tarde, tengo ese momento de tranquilidad y paz, rodeada de niños que buscan alcanzar una meta, superarse a sí mismos y llegar a ese Excélsior o el
Magis del que tanto nos hablan en el colegio.
La escalada es un deporte para las personas más valientes, que no tienen miedo a sacrificar cosas por llegar a la cima, que tienen la dedicación suficiente para ser mejores cada día, y la pasión por esta práctica, para poder superar los retos que se les presentan. Yo estuve muy cerca de no aceptar esta propuesta, porque no estaba relacionada con ese entorno y no era algo que hubiera hecho antes, por lo tanto, quisiera invitar a cada uno de los lectores de este artículo a probar cosas nuevas y a salirse de su zona de confort, porque no sabemos de las increíbles cosas que nos podemos perder tanto del colegio como del mundo, por no arriesgarnos. Sin nada más que agregar y agradecida por esta oportunidad, me despido…