Por supuesto que en los casi 500 años de la Compañía de Jesús, son muchos los testimonios, ejemplos, modelos y estilos de santidad que se nos presentan dentro del carisma ignaciano. Pero en estos tiempos de pandemia vale la pena destacar a San Luis Gonzaga, aquel joven jesuita (patrono de los jóvenes), quien en 1591 –¬durante la peste que azotó Italia– se echó encima a un enfermo que se consiguió tirado en una calle de Roma y lo llevó hasta el hospital. No sabemos si el enfermo se salvó́, pero sí que Gonzaga se contagió́ de tifus, lo que lo mataría. La pregunta que nos interpela a nosotros como ignacianos es inevitable: ¿Qué significa para nosotros hoy echarnos al hombro a ese enfermo?
Cuando en Oscasi recibimos la noticia de la llegada del COVID-19 a Venezuela y de las medidas de suspensión de clases, limitación de actividades laborales, distanciamiento social, etc., no supimos qué hacer. ¿Qué pasaría con nuestros niños de Oscasi? ¿Quién les daría desayunos y almuerzos? ¿Cómo podríamos continuar atendiéndoles? Y, al mismo tiempo, una pregunta de vital subsistencia para Oscasi: ¿qué vamos a hacer este año sin la verbena? ¿De dónde obtendremos los recursos? Muchas preguntas, muchas incertidumbres, muchos miedos... todos de golpe. Nuestra primera reacción, una vez que entendimos lo que estaba pasando, fue salir a toda prisa a nuestras escuelas de Petare. Pero –como siempre– lo primero que hay que hacer en toda situación sobrevenida es muy simple: calmarse y confiar en Dios. Comprendimos que no se trataba de salir corriendo a ayudar, sino de buscar la manera correcta de ser verdaderamente útiles. Diseñamos entonces un plan de contacto con nuestros profesores: es indispensable mantenerse en constante comunicación. Saber cómo están, cómo llevan la situación, sus necesidades y sus angustias es la única manera de acompañar, entendiendo al otro y respondiendo, en nuestras capacidades, a sus requerimientos.
Son tiempos de contingencia, y desde Oscasi estamos atendiendo con mucho esmero y compromiso nuestra misión. Sabemos que se vienen días difíciles para todos, pero especialmente para aquellos que tienen menos recursos y más necesidades... En Petare, con mucha esperanza, saben que cuentan con nosotros para salir adelante. Y en Oscasi, con sincero agradecimiento, sabemos que contamos con la comunidad ignaciana para, como hizo San Luis Gonzaga, tender la mano a nuestros hermanos que más lo requieren.
En todo amar y servir.