Graduada de diseño de modas, decidió utilizar esta nueva habilidad para crear piezas únicas que combinaran con su forma de ver el mundo: “Por 14 años hice trajes de baño bordados para niñas. Pude poner en práctica toda mi creatividad y mis conocimientos”, recuerda la artista.
Sus proyectos variaban y se adaptaban acorde a la edad de su hija, que es su principal inspiración, hasta que todo dio un giro extraordinario en medio de la pandemia, donde su necesidad de crear la llevó a explorar nuevos territorios alejados del mundo de la moda: “Tuve la inquietud de idear algo original, que me llenara. Probé miles de técnicas como el decoupage, la intervención de fotografías, la resina epoxi, el acrílico, entre otras”, recuerda, hasta que decidió hacerle un tapiz bordado al apartamento de su hija y, después de meses de preparación, quedó extraordinario. “Años atrás había bordado camisas, así que decidí aplicar la misma técnica para ese tapiz. Hice cursos, indagué mucho y perfeccioné mi técnica. Lo enmarcamos y quedó mucho mejor de lo que me imaginé”, afirma.
El feedback tan positivo que tuvo con ese diseño la inspiró a crear una marca personal en la que pudiera experimentar con este estilo de arte que recién había descubierto. Así nació Just Ju.
Apasionada del mensaje
Judith Wainberg se transforma en Just Ju cuando está en su proceso creativo. Para hacer sus piezas textiles, utiliza la técnica
punch needle, que es bordado en relieve, y su meta es salirse de lo convencional. “Mientras hacía cursos de bordado, notaba que todos los motivos eran infantiles o clásicos. Quise usar la técnica que me enamoró para crear obras divertidas, contemporáneas y controversiales”, explica.
Para ella, es fundamental que cada obra tenga estilo y personalidad: “La técnica sólo es el medio, pero si la idea no engancha, no genera emociones y no es un tema de conversación, entonces no es arte, es simplemente oficio y no es mi cometido”, dice y agrega: “Me gusta generar asombro, controversia y también mucho humor sarcástico e irónico que no muchos entienden”.
Cada pieza nace de un boceto previo en el que Just Ju interviene imágenes y fotografías para luego pasarlas a la tela y comenzar el bordado. Una pieza desde su conceptualización hasta el resultado puede tomarle más de 80 horas de trabajo: “Es un vicio, porque es como hacer un rompecabezas. Cada área terminada le da a la pieza otra cara y eso es adictivo”, confiesa.
Todos los detalles de sus obras están cuidadosamente escogidos, hasta el título resulta fundamental para poder apreciar todo su concepto, porque generalmente, tienen una historia especial detrás.
Un homenaje a los 50
Aunque inspirada completamente en el arte moderno, se confiesa fanática de la moda, el estilo y el cine de las décadas de los 50 y 60: “En mis obras se ve un claro reflejo de esos años; de hecho, muchas de las mujeres que aparecen en ellas son actrices famosas como Yvonne De Carlo o Lauren Bacall”, comenta.
Asimismo, aprovechando el poder comunicacional que tiene el arte, utiliza entre sus referencias a grandes maestros que transformaron el mundo con sus obras: “Mis referentes son Barbara Kruger, quien es una artista conceptual que utiliza fotografías en blanco y negro con una frase en rojo a través de la cual denuncia, opina y critica. Y, por supuesto, Andy Warhol, quien es el mejor representante del pop art”.
Just Ju también trabaja con piezas personalizadas y disfruta armando cada obra pensando en el lugar donde estará. A veces con marco, colgada o sobre la mesa, cada una de sus obras tiene la personalidad suficiente para adueñarse del espacio en donde hagan vida. Si quieres saber más sobre sus piezas y sus reflexiones, encuéntrala en Instagram
@Justju_____justju.