Sus obras están hechas con láminas planas, pintadas de colores, que sobrepuestas dan la ilusión de movimiento y profundidad. En su cuenta de Instagram
publica sus obras y sus procesos de creación.
Del caos a la paz
Publicista de profesión, pero confesándose amante del dibujo, Antor no había experimentado la creación artística como carrera hasta que se vio en la necesidad de conseguir un espacio de tranquilidad. En medio de una Venezuela conflictuada, el artista buscó mecanismos creativos que lo ayudaran a hacer catarsis y los encontró en el arte geométrico: “Toda esta obra salió del caos. Yo hacía catarsis con mi obra. Necesitaba construir tranquilidad y orden”.
Descubrió que sus trabajos regían algunos de los principios de la geometría sagrada y todo hizo click. Para él, el orden que consigue en el arte geométrico es un oasis: “Te da paz, armonía, estructura y, por eso, creo que Venezuela es gran productora de artistas geométricos. Mi obra salió del caos, pero transmite paz”, comenta Antor.
Asimismo, considera que cada una de sus piezas tiene un alto componente autobiográfico y se ve reflejado en ellas: “Las obras son un reflejo del alma… de alguna manera, mis obras se parecen a mí. La gente me lo dice. Gente que ha venido a mi estudio se da cuenta que se parecen a mí”, explica recordando la famosa frase de Reverón que dice que cada pincelada es un pedazo del alma.
Obras con personalidad propia Todo es cuidadosamente planificado en su estudio, pero la palabra final la tiene su obra, no él: “Hay formas que me piden colores, a veces se complementan y a veces combinan, es divertido, porque a veces los elijo por complementariedad y a veces es por similitud. Hay obras que no aceptan sino similitudes y otras complementariedad. Hay que darle oportunidad a la obra de que sea ella quien te lo cuente”, explica.
Sus creaciones tienen personalidad propia y él las deja decidir los colores y también el orden de las formas.
Para poder darle vida a su arte, hace todos sus bocetos y estudios a lápiz, luego pasan a láminas de aluminio que se pintan, se cortan y se sobreponen hasta lograr el efecto visual de la triBimensionalidad.
Además de trabajar con los colores, está experimentando con la mezcla de street art y arte geométrico: “Son dos estilos antagónicos. El street art es una expresión espontánea, el arte geométrico tiene todo perfectamente medido y organizado… que juntas logren armonizarse en una sola pieza, es magia”.
Su mural en el Rosal
El punto de conexión entre El Rosal y Las Mercedes cambió completamente gracias a su intervención artística. Con su mural “Illuminet, luz en las sombras”, en donde antes reinaba la oscuridad y los escalofríos en la nuca, ahora el arte es protagonista.
Para su creación, siguió los lineamientos de su TriBimensionalidad, pero utilizando el color como cómplice. Saliendo de los cánones establecidos, agregó detalles en tonos neón que han sido todo un éxito con el público: “Los puristas del arte geométrico cayeron como Condorito cuando le metí fosforescentes a la obra”, recuerda entre risas.
“Pero las personas se me acercan a darme las gracias, me han dado estampitas, hasta gente que vive en la calle me dice que protegerán el mural. Son historias insólitas pero hermosísimas”, confiesa.
Desde hace un par de años, Caracas se está llenando de murales con el propósito de reconstruir espacios y, para Uaio, es una iniciativa extraordinaria: “El arte público es una bendición. Es atómico. En un museo tienes espectadores, en la calle tienes transeúntes y no tienen la mentalidad igual. Que tú puedas abordar a alguien que no tenga la cabeza predeterminada para recibir una información y que con tu arte lo puedas tocar emocionalmente y contribuyas con su bienestar es mágico”.
Su misión con el mural era revivir el espacio y darle a ese punto de conexión, que es muy transitado, una nueva energía: “Nosotros los artistas tenemos una gran responsabilidad de traer alegrías y traer cosas buenas al planeta a través de nuestro talento. Las emociones se mueven a través del arte”, finaliza.
Datos curiosos