De lo tangible a lo abstracto
Aunque es diseñadora de profesión, Denise Flasz es artista de vocación. Desde muy pequeña disfrutaba el arte y recibía clases de pintura constantemente.
La primera corriente artística que llamó su atención fue el surrealismo: “No me llamaba la atención dibujar paisajes o cosas figurativas, siempre quería romper el molde de lo tradicional y no parecerme a nadie. Mi técnica siempre fue mixta, me gustaba mancharme las manos y experimentar con materiales”.
Mientras crecía, quería seguir experimentando con el arte, pero cuando debió elegir una carrera, se profesionalizó en ilustración en el Instituto de Diseño de Caracas: “Era lo más parecido a pintar por el resto de mi vida”, recuerda. Luego de graduarse, estudió en Parsons The New School for Design en Nueva York, donde recibió su MFA en Diseño y Tecnología. Esa experiencia le abrió los ojos al mundo artístico: “Gracias a esa experiencia de tres años logré aprender, trabajar, culturizarme y absorber arte y diseño. Tuve oportunidades espectaculares de exhibir mis obras en Estados Unidos y de asesorarme con artistas importantes como Elías Crespin”, comenta. Cuando regresó a Venezuela, fundó su propia compañía de diseño gráfico.
“La Denise diseñadora crea bajo los lineamientos de un proyecto y bajo la aprobación de los clientes, mientras que la Denise artista crea según lo que su ojo y su vibra le dicta”, explica diferenciando sus dos roles.
La libertad es la llama de la creatividad Su revelación como artista comenzó en medio de la cuarentena. Con proyectos pausados debido a la pandemia, decidió experimentar con sus propias creaciones en búsqueda de darle rienda suelta a su creatividad: “Era tan liberador para mí crear sin reglas ni restricciones de clientes, que me lo tomé muy en serio y comencé a diseñar mis primeros cuadros para vender en mi tienda online
@DaszStudio”.
Poco tiempo después de haber empezado, exhibió en Miami Art Week y, desde entonces, su carrera sigue en crecimiento más como artista que como diseñadora: “Todavía me cuesta mucho decir que soy artista. Me gusta tanto hacer arte que, para mí, es imposible llamarlo trabajo”, confiesa.
Con piezas en pequeño, mediano y gran formato, Denise se inspira en sus sueños, la astronomía y la naturaleza: “Mi proceso comienza con un concepto. Busco siempre convertir cosas tangibles en cosas abstractas”.
Una obra que juega con la luz
Su estilo personal se define por cómo la luz interactúa con sus cuadros: “La luz es tan importante en mis obras que se ven hasta más imponentes cuando no tienen un spotlight. La obra cambia a cada hora del día como un reloj de sol. Como mis obras son tridimensionales, los colores se reflejan uno encima del otro, entonces busco que este reflejo y esta vibración tenga un balance en toda la obra”.
Aunque la espontaneidad forma parte de su personalidad, sus obras son cuidadosamente planificadas, desde la ejecución de la pieza hasta la elección de su marco: “Mis trabajos de ahora son un ejercicio constante para mí, pasé de ensuciarme las manos cuando pintaba, a trabajar pulcro. Amo tener ese reto y verme superar mis técnicas, también amo tener la libertad de poder experimentar técnicas sin limitaciones y no tener que casarme con ninguna”, asegura.
Curiosidades- Comenzó versionando cuadros de Salvador Dalí
- Disfruta crear piezas color neón