¿De qué se trata? El arte se escapa de su pedestal para adueñarse de todos los espacios. Colores arriesgados, texturas diferentes, épocas distintas conviviendo en un mismo espacio, este movimiento es perfecto para los amantes del arte y los que quieren un espacio audaz y extrovertido.
Arty se trata de construir la personalidad de un espacio utilizando el arte como elemento, pero desde un punto de vista más orgánico y natural. La tendencia nos invita a incluir piezas cotidianas que han sido intervenidas por artistas como cojines, floreros, sillones, como parte de nuestra decoración, mientras conviven con las piezas
statement de la habitación como los cuadros y las esculturas.
De lo intocable, a lo cotidiano Estamos acostumbrados a que el arte se aprecia desde la distancia, tocar una pintura o bordear la silueta de una escultura resulta impensable, pero con el tiempo, los artistas se han tomado el atrevimiento de transformar sus piezas en objetos cotidianos que nos permiten convivir con sus ideas en una forma más casual.
Desde una silla con diseño de autor, hasta un
art toy que se usa de pisapapeles, la corriente
arty nos permite crear una conexión más cercana y personal con piezas artísticas que combinen con nuestra personalidad, dejando a un lado la formalidad y las distancias.
La idea de ésta práctica está en convertir los espacios en pequeñas galerías de arte, pero no únicamente en su sentido estético, sino en el valor que tienen los objetos alrededor, tanto por su diseño, como por su función.
Silla, Fornasetti
Los pros y los contras
- Tiene la libertad creativa como base, la personalidad del que diseña la habitación es protagonista, así como su gusto por el arte. ¿Crees que Monet combina con Mondrián? ¡Bienvenido sea!
- No hay reglas que seguir cuando de llenar un espacio de arte se trata, pero es justamente esa libertad lo que resulta confuso.
- Promueve la creación de pequeños coleccionistas. Los objetos de arte funcional tienden a ser más accesibles, pero con el tiempo, aumentan su valor según la relevancia del artista. Así que además de decorar y cumplir su función, son una inversión a largo plazo.
- Hay que saber seleccionar los accesorios para que todos tengan una relación armónica y no se opaquen entre ellos.
- Un espacio bien logrado quedará inolvidable, pero esta tendencia roza muy de cerca el maximalismo y el estilo
kitsch, así que no es para todo el mundo.
¿Cómo elegir piezas de arte?No es necesario ser un curador de museo, ni un experto coleccionista, para elegir piezas de arte que combinen con un espacio lo único que se necesita es personalidad, pero hay ciertas cosas que puedes tomar en cuenta:
- Las piezas más grandes y llamativas, suelen estar en los espacios de mayor confluencia social (esculturas, pinturas de mayor formato) y las más personales, en las habitaciones (recuerdos de un viaje, retratos familiares, reliquias antiguas, etc).
- Selecciona dentro de tu colección las piezas que tengan protagonismo y decora utilizándolas como base. Un truco infalible es trabajar con la rueda de color, si tienes una pieza central color rojo, ubica el color en la rueda y las próximas piezas, trabájalas con sus tonos opuestos.
- Para crear un balance, estudia cuáles son las ventajas y desventajas de cada pieza y utilízalo a tu beneficio. Si una mesa tiene mucho color, pero nada de textura, agrega un accesorio texturizado. Si una silla tiene demasiado movimiento (como las de
Armando Velutini @ArtmandoVS), combínala con lámparas neutrales.
- Analiza tus espacios neutrales y dales vida con accesorios de color. Por ejemplo: un sofá neutral combinado con los cojines de Napoléon Graziani Ft. Col.lab.o.ra.tion (
@napoleongraziani -
@col.lab.o.ra.tion).
Cojines, Napoleon Graziani, Col·lab·o·ra·tion by Mercedes Grosmann
Alfombra, Henzel Studio, Collectania
Claves del arte funcional
Para lograr este estilo, las piezas deben ser la unión exacta entre arte y diseño. Los famosos platos de
Fornasetti, son un ejemplo ideal de lo que
arty significa: mantienen su funcionalidad, pero al mismo tiempo, son obras de arte en sí mismos.
Si nos enfocamos en el diseño venezolano, las bomboneras y los floreros cinéticos de
L’Acrylique (@leacrylique), son un ejemplo extraordinario. Además, estar rodeado de arte disminuye los niveles de estrés y es bueno para la salud, según la Dr. Mikaela Law de la Universidad de Auckland.
Florero, L’Acrylique
Art and crafts movement La experiencia de crear un hogar arty, viene del respeto por la belleza y el diseño, tal como sucedió en el movimiento art and crafts que comenzó en 1881. Para ese entonces, la revolución industrial estaba en pleno auge, las producciones masivas hechas en fábricas pasaron a ser la norma y se estaba perdiendo la magia y elegancia del trabajo a mano.
William Morris, un arquitecto de la época, comenzó una revolución en búsqueda de recuperar la belleza de los espacios. Dándole espacios a artesanos y artistas (espacio de creación) comenzó nuevamente la producción de objetos artísticos pero prácticos.
Morris buscaba recuperar la belleza de un hogar creado con delicadeza, dándole un foco de atención a la mezcla entre arte y funcionalidad. “No tengan nada en sus casas que no consideren útil o hermoso”. Por ejemplo: vajillas de té, relojes, sillones, elementos de uso cotidiano que se convertían en piezas de arte.
Diseñar un espacio pensando en que todos los objetos que coexisten en él, además de un propósito, tienen belleza, es la idea central del estilo arty.
Nivelando el estilo Arty La base de esta tendencia está en crear interacciones armónicas entre piezas de arte y aunque por naturaleza es extravagante, se puede nivelar según el estilo de diseño:
- Si eres minimalista, mantén las piezas en la misma paleta de colores, para que se fundan con el espacio sin robarse la atención.
- Si te guías por el estilo nórdico, en lugar de darle fuerza a los colores, enfócate en buscar texturas interesantes.
- Si prefieres el estilo vintage, escoge una temática para cada habitación y selecciona tus accesorios de acuerdo al tema.
Obra “Sand storm”, Ron Deri Crédito Fotografía Kam Idris
Jarrón, Teste, Stefania Boemi design, Arquetipo Andrés Alibrandi