La obesidad es un trastorno más común de lo que creemos. Aproximadamente un 60 % de los venezolanos tiene sobrepeso u obesidad (EVESCAM 2017). Esta condición, en muchos casos, se asocia a una serie de factores de riesgo que conllevan a padecer de problemas de salud graves, tanto en la parte física como emocional.
Bajar significativamente de peso de una manera saludable y sostenida, en la mayoría de los casos, va más allá de reducir las porciones de comida, eliminar ciertos alimentos del consumo diario y hacer ejercicios. En algunas casos, se hace realmente cuesta arriba, pero gracias a avances científicos recientes hoy contamos con tratamientos farmacológicos eficaces, mínimamente invasivos, con efectos secundarios casi imperceptibles, que nos ayudan a alcanzar metas saludables de peso con bastante seguridad.
El doctor Carlos Carrera nos habla de este secreto a voces que es la liraglutida (que muchos conocen por su nombre comercial: Saxenda), medicamento inyectable subcutáneamente, de manera casi indolora, que facilita el cumplimiento de una dieta baja en calorías, dado su efecto clave en la reducción del apetito (siempre acompañado de un plan nutricional, por supuesto).
“La medicina me ha permitido combinar la ciencia con el factor humano”, así se nos presenta el doctor Carlos Carrera, egresado de la Universidad Central de Venezuela, quien es especialista en endocrinología. Actualmente, es el jefe del departamento de endocrinología del Hospital de Clínicas Caracas, director de Tecnidiabetes en el Urológico de San Román y miembro fundador de la Asociación Venezolana para el Estudio de la Obesidad.
Junto con un equipo multidisciplinario -conformado por endocrinólogos, nutricionistas, educadores y psicólogos, en colaboración con gastroenterólogos y cirujanos bariátricos- se dedica a ofrecer diferentes alternativas para el tratamiento del sobrepeso y la obesidad: “Trabajamos desde la educación y psicoterapia para cambiar y mantener buenos hábitos de vida, hasta la orientación nutricional para lograr una alimentación saludable. Por supuesto, también ofrecemos intervenciones médicas farmacológicas, según lo requiera cada paciente, para el control del sobrepeso y sus comorbilidades”, nos explica el Dr. Carrera.
De qué se trata
Con un balance entre eficacia y seguridad bastante alentador, nos explica que desde el año 2005 se dispone de un grupo de medicamentos que, originalmente, iban dirigidos al tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2; pero que además mostraban una buena eficacia en cuanto a la pérdida de peso, con un perfil de seguridad excelente dado sus mínimos efectos colaterales.
Se trata de un grupo de drogas conocidas como miméticos de las incretinas, los cuales se aplican mediante inyecciones diarias (Liraglutide-Saxenda, Exenatide-Byetta, Lixixenatide-Lyxumia), semanales (Semaglutide-Ozempic, Dulaglutide-Trulicity, Exenatide LAR-Bydureon) e, incluso, uno muy reciente por vía oral (Semaglutide-Rybelsus).
El medicamento viene en una pluma o pen de fácil dosificación y aplicación; previo a la cuantificación del grado de obesidad y algunos exámenes médicos, el facultativo determinará la dosis que el propio paciente se debe inyectar y su frecuencia.
¿Cuál es el efecto de estas inyecciones? “Su efecto principal es la reducción de la concentración de la glucosa en la sangre (glucemia), ya que estimulan la secreción de insulina de una manera inteligente; es decir, solo lo hace en los pacientes que tienen glucemia elevada”, explica Carrera, quien también nos aclara que “estos medicamentos producen un estímulo de la saciedad a nivel del sistema nervioso central, y enlentecen el vaciamiento gástrico, produciendo una sensación de llenura precoz y duradera después de las comidas”. Es decir, son unos fármacos que “ayudan a cumplir mejor la dieta, ya que reducen el apetito”.
¿Para quiénes sí y para quiénes no?
Es un tratamiento dirigido a aquellos pacientes con sobrepeso importante, con un índice de masa corporal (IMC) mayor a 27. Está contraindicado en niños menores de 12 años y en aquellos adultos con antecedentes de pancreatitis, piedras en la vesícula y triglicéridos muy elevados. Asimismo, es muy importante recalcar que no se trata de un tratamiento con fines estéticos, es un tratamiento exclusivamente para coadyuvar en el tratamiento del sobrepeso, acompañado siempre de cambios en el estilo de vida como dieta balanceada y actividad física.
En cualquier procedimiento existen potenciales riesgos y efectos secundarios, en este caso, es común y entendible (dado su mecanismo de acción) la aparición de náuseas, diarrea y estreñimiento, casi siempre transitorios.
Un cambio de estilo de vida
“Es importante insistir que los tratamientos con fármacos no curan la obesidad, sino que a través de la reducción del apetito ayudan a cumplir la dieta y dar tiempo a que estos cambios en el estilo de vida del paciente puedan ser permanentes”. Por lo tanto, deben ser tratamientos de uso prolongado (al menos un año) para evitar el efecto rebote y siempre con estricta vigilancia médica.
Coordenadas
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Urológico de San Román
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