Gilberto Correa
Gilberto Correa o “El Catire”, como cariñosamente lo llaman sus amigos y familia, celebra 80 años de vida, tiempo en el que tiene lo mejores recuerdos y muchas ganas de vivir más momentos especiales. Aunque al principio el presentador no tenía muy claro que trabajaría en este medio, apenas empezó a estudiar periodismo en la Universidad del Zulia, llegaron las oportunidades.
Empeño, tenacidad, constancia, talento y profesionalismo son palabras que definen a este hombre que marcó un antes y un después en la televisión venezolana, una huella imborrable y gran ejemplo de que sí se pueden hacer las cosas bien.
Su cumpleaños, que fue el pasado 24 de febrero, lo celebró en Maracaibo, su tierra natal, la cual ama profundamente y en donde conserva muchos afectos: “Tuve el privilegio de compartir esta celebración de mi aniversario con personas que, de alguna manera, se han interesado en conocerme más allá de lo aparente y superfluo que, para algunos, significa mi profesión. En Maracaibo lo celebré de manera muy especial”, nos confiesa el animador.
Su nombre en el Zulia
Sin duda, es un ícono de los medios de comunicación y de los más queridos. Por eso, su cumpleaños #80 era una fiesta muy especial y su ciudad le rindió un merecido homenaje: “El Concejo Municipal de mi ciudad natal decidió, con una votación por unanimidad, otorgar mi nombre a una avenida muy transitada, la 72. Después, el histórico y emblemático Teatro Baralt de Maracaibo me honró con la primera estrella en su futuro Paseo de la Fama”, nos dice emocionado Gilberto Correa.
Celebró en Maracaibo pero también en Caracas, rodeado de su gente querida y con muchos mensajes de buenos deseos, llenos de bendiciones y larga vida para el gran animador.
“Para terminar ese día en el que celebré mis 80 años de vida, casi a media noche, para quien como yo se siente orgullosamente zuliano, hice una parada obligada en Pa' que Luis en Santa Lucía, cuna de la Gaita Zuliana”.
Un libro biográfico
Gilberto Correa El Príncipe de la Animación es el nombre que tiene este reciente proyecto del reconocido presentador. Según su biógrafo, editorial y círculo cercano, ese nombre describe su historia; sin embargo, nos confiesa que él tenía otras opciones, pero decidió confiar en ellos. El proceso para realizar el libro duró tres años.
“Un día recibí una invitación al lanzamiento de un libro biográfico de una joven figura que estaba condenada a muerte, como en efecto sucedió con nuestra querida Josemith Bermúdez. Eso multiplicó mis deseos de hacer un libro antes de entrar en una situación parecida o semejante. Hice pública mi condición de Parkinson en la televisión y allí comenzó. Amistades muy cercanas y otras no tanto me insistieron desde hace tiempo que la historia de mi vida podría servir de ejemplo a la juventud. Una especie de guía o referencia para las futuras generaciones. PanHouse es la casa editorial que, cualquiera que la conozca, desearía que su biografía fuera editada y publicada por ellos. Gracias a Jonathan Somoza, mi eterna gratitud por toda su sabia orientación y dedicación a este proyecto, y a todo su gran y maravilloso equipo”.
Definitivamente, es una historia plasmada en un libro que todos los venezolanos, sobre todo los que tienen relación con los medios de comunicación, deben tener en sus manos. “Fue una casualidad. Un día en una reunión ajena a mi ambiente de la televisión y de publicidad, conocí a Juan Pablo Torres… él me hizo el planteamiento, que me pareció oportuno y apropiado, para escribir la historia de mi propia vida. Han sido largas y profundas mis conversaciones con él”, explica Gilberto.
Su enfoque y clave
Gilberto Correa está enfocado en continuar su tratamiento para el Parkinson atípico que tiene. Espera poder dar una sorpresa con el médico venezolano radicado en Barcelona (España), el Dr. Gabriel Salazar, que es una eminencia en este tema.
“Los que padecemos Parkinson tenemos dos condiciones:
on y
off. Depende de muchos factores, pero intento estar siempre
on”, nos dice.
“Una cosa es la palabra y otra es el verbo. Para hablar hay que leer y documentarse. Siempre tengo presente un pensamiento que me dijeron hace muchos años… Venezuela es un país que pasó a la civilización sin haber pasado por la cultura. Los amigos son como los libros, hay unos que todos leen, otros que no y algunos que nunca se deberían abrir. Le digo a los nuevos talentos que observen y trabajen. La idea no es imitar, si no crear su propia huella. Estuve en la época dorada de la televisión y hoy en día no existe. Hay menos espacios para el talento y, además, quedan pocos profesionales preparados”.
Hace poco, su hijo Carlos Enrique estuvo en Venezuela. Llevaba tiempo que quería volver a ver a su padre, pero entre la pandemia y sus compromisos profesionales, se había retrasado este viaje. “Fue un encuentro muy emotivo. Verlo convertido en hombre me hizo sentir muy orgulloso de él. Creo, y ojalá no me equivoque, que Kike puede quedarse en Venezuela y poner en práctica todo lo aprendido en el exterior”, finaliza Gilberto Correa.