A pesar de que el yoga tiene cientos de años de antigüedad y legiones de practicantes consecuentes en todo el mundo, pareciera que cada cierto tiempo encuentra una manera de volverse a colocar entre los favoritos del ejercicio físico, con el apreciadísimo adicional de procurar el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu. Para volver a “ponerse de moda”, esta disciplina por lo general se canaliza a través de figuras que logran, más allá de explicar la técnica, personificar esa energía que irradia paz, espiritualidad y, por qué no decirlo, atractivo.
Anabella Landa es uno de esas figuras que logra cada vez más notoriedad como instructora de yoga, al labrarse un camino signado por lo que pasó de ser una práctica familiar a convertirse en núcleo generador de un estilo de vida al que ya se suma una comunidad internacional. Nacida y criada en Valencia (Venezuela), en 2015 se fue a Washington (Estados Unidos) y, aunque ahora vive viajando por trabajo, Miami es su base desde 2018, donde trabaja con reconocidas marcas como Alo Yoga, mientras lidera sesiones grupales y privadas.
En su muy seguida cuenta de Instagram @annie.moves, se describe como “energy sprinkler”, con lo que más allá de un simpático término, quiere decir que “siempre intento que con mis clases o mis rutinas la gente se lleve una energía renovada y que esa energía nunca venga de un lugar de oscuridad. Intento que mi impacto en la vida de las personas sea positivo. El lado energético es súper importante para mí y lo trabajo con muchísimo cuidado”.
Moviendo energía
La instructora venezolana practica vinyasa yoga que, explica, es una palabra en sánscrito que se refiere a sincronizar la respiración con los movimientos del cuerpo, por lo que en este estilo se pone especial atención a que cada movimiento venga con una inhalación o una exhalación. Apunta que, “cuando mueves tu cuerpo oxigenándolo de una manera consciente, mueves energía que está dentro de ti. Lo he experimentado en primera persona: sacas energía que tenías estancada en lugares donde no sabías ni siquiera que estaba. Tu cuerpo se siente como nuevo. Vuelves a nacer, básicamente. Es impresionante que un movimiento tan suave, algo que fluye tanto, sea tan poderoso”.
Hay quienes piensan que el yoga es sólo para gente flexible, delgada y joven, pero Anabella lo niega rotundamente: “Eso está totalmente errado. El yoga es para todo el mundo. Yo creo que la flexibilidad de uno realmente no tiene que estar en el cuerpo sino en la mente cuando se trata de probar algo nuevo… el yoga no es la excepción a eso. Lo mejor que puede hacer el yoga, sin exagerar, es cambiarte la vida, como pasó conmigo, y lo peor que puede pasar es que hagas una práctica, no te guste y no vuelvas más”.
Con “cambiarte la vida” se refiere a los caminos que el yoga le ha abierto, pues poco se imaginaba que mantenerse practicando aquel ejercicio que hacía con sus papás en su adolescencia, sentaría las bases que le permitiría certificarse como instructora durante la pandemia. En un proceso migratorio construido con esfuerzo, el yoga le ofrecería cada vez más oportunidades orgánicas para dar clases hasta hacerse tan conocida que le permitiría canalizar su visa de talento.
Creando comunidadRecientemente, la valenciana ha comenzado a liderar retiros de yoga en diferentes lugares del mundo, empezando con México, y sumando próximamente a Croacia, Guatemala y Venezuela para el último trimestre de 2023. Estos retiros, explica, van más allá de la práctica física del yoga e involucran actividades que activan diferentes aspectos del ser, la mente y la energía. “Consiste en abrir tu corazón a experimentar, conocer y conectar con personas desde un lugar diferente. Usualmente todas estas personas tienen una misma mentalidad: van a un retiro buscando evolucionar, trascender, soltar, llorar, reír y conectar con personas que están en esa misma vibra. Estoy demasiado feliz y emocionada por este nuevo camino que se va creando ahora con esta comunidad”, nos dice.
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Instagram: @annie.movesPágina web: anniemovesyoga.com