El acrílico es uno de los materiales de mayor tendencia actualmente para realizar bandejas y objetos para la decoración de la mesa por su práctica elegancia y minimalismo; sin embargo, A.M Caracas quiso llevar esta idea a otro nivel. No sólo realizan auténticas obras de arte, sino que, además, lo hacen de una manera original y con excelente calidad.

Bandejas, mesas de juego, individuales para platos, ceniceros, cofres y servilleteros son algunos de los productos estrella de esta marca, los cuales se prestan para cualquier ocasión, regalo y petición, hecho 100% en Venezuela.

Sin embargo, no hay límites en sus productos, pues Astrid y María Gabriela, quienes están detrás de esta empresa, están abiertas a escuchar a sus clientes y transformar o adaptar sus piezas a sus necesidades y gustos, por lo que también pueden llevar su arte a sillas, estantes y cuadros, por ejemplo.

Con el país en el corazón

A.M Caracas siempre se ha inspirado en Venezuela para sus diferentes colecciones. Desde sus inicios hace 4 años, esta marca se ha desarrollado como amante del arte, pues siempre han mostrado su amor por el trabajo en acrílico desde un punto de vista mucho más colorido y nacionalista.
Las chucherías y El Ávila cinético han sido sus más recientes colecciones, haciéndole también un merecido guiño y homenaje al maestro Carlos Cruz-Diez.

Pero éstas no han sido las únicas fuentes de inspiración para estas creadoras, ya que los deseos de sus clientes, adaptados a su filosofía, también son una constante fuente de nuevas ideas. 

Amor, pasión y orgullo por Venezuela son algunos de los sentimientos que ellas pretenden generar en cada una de las personas que reciben una de sus piezas, sobre todo aquellos que se encuentran fuera de nuestras fronteras.

Creativa, multifacética, colorida y versátil son las palabras que definen a esta marca que ha nacido como una forma de llevar la cultura venezolana al hogar de cualquier persona en cualquier parte del mundo. 

Su intención es generar esos sentimientos que ellas mismas como creadoras sienten al pensar en el país que las ha visto crecer. Es obsequiar un poco de nostalgia de la buena, bien sea con El Ávila o su chuchería favorita cuando niño, para dibujar una linda sonrisa.