ENTRE CHEFS
POR CAROLINA CONTRERAS A.
Atrio
Este lugar en El Hatillo propone rescatar nuestra idiosincrasia a través de la comida, pero aplicando técnicas modernas que son tan atractivas al gusto como a la vista
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Sirviendo historias

Recorrer y conocer a Venezuela a punta de una cocina moderna local es la propuesta de este restaurante que, desde que abrió sus puertas, no hace sino exaltar la venezolanidad, así como elaborar y presentar platos de altura de la mano del chef José Antonio Casanova.

Los esposos Armando Sánchez y Olga Palau son los artífices detrás de este espacio culinario que busca ofrecer comida de calidad, al tiempo que muestra el arraigo y el valor que hay en el país: “Vimos a una Caracas con un hambre de querer salir, apostamos por esto, pero siempre supimos que debíamos tener ciertos estándares de calidad con un nivel alto de cocina, igual al de los restaurantes internacionales. Queríamos que la gente comiera delicioso y se sintiera bien servido sin salir de su país”, explica Sánchez de los inicios de Atrio.
 
Para esto, se asesoraron con Mónica Santos, quien recomienda a José Antonio como chef ejecutivo y, una vez dentro del equipo, propone marcar pauta en cuanto a la comida que se serviría en el lugar: “José Antonio nos propone ser diferentes y es cuando llegamos a este concepto de cocina moderna local, elaborada con técnicas culinarias francesas como geles, esferificaciones, espumas, entre otras”.
Y es en este punto cuando Atrio muestra su astucia y se aparta de lo que normalmente se conoce como cocina venezolana. Aquí la arepa y el pabellón no tienen cabida, no porque sean menos, sino porque el objetivo es diferenciarse y, más que servir comida, servir historias.

“Cada uno de nuestros platos tiene una historia, un arraigo, tiene un valor para Venezuela. En nuestros platos hablamos de literatura, música, poesía, de nuestros aborígenes, hacemos una oda a nuestros pueblos andinos, hacemos un paseo… realizamos un bagaje cultural a través de la cocina”.
El chef José Antonio Casanova así lo reafirma: “Queremos enaltecer a través del yantar y el condumio, el bagaje cultural, el folklore y el arraigo por el país teniendo esa base, al tiempo en que utilizamos técnicas francesas y tecnología 3D para lograr el modernismo que se ve en los platos”.




La carta
Atrio cuenta con tres menús. Se comienza con una propuesta de degustación de siete o doce tiempos. Son menús dirigidos y en cada uno de ellos se hace un recorrido por Venezuela. El menú es fijo. Se comienza con un gargouillou de tomates, en honor al pueblo de Timotes en Mérida, ya que todas sus verduras provienen de ese pueblito. Luego sigue un steak tartar de avestruz, plato que está inspirado en la mitología yekuana, pues antes de que conocieran el fuego debían comer crudo. Después un “Vuelve a la vida 63”, porque está inspirado en la obra Colorismo 63 de Alejandro Otero.

Su Monocromático de mero nace gracias al período blanco de Armando Reverón… es un plato 100% blanco, pero a medida que el comensal va comiendo, van saliendo los colores. También tienen un plato llamado “Mar y Montaña”, inspirado en un poema de Yolanda Pantin (el cual fue galardonado con un premio García Lorca), que viene con conejo y langosta. Después se termina con dos postres: un parfait de leche con frutas criollas que se llama “Mi Becerrito” (en honor a la canción de Simón Díaz) y un cremoso dulce de paleta que es el postre típico larense que se presenta en forma de luna (con él se le hace homenaje a la tonada “Luna de Cabudare” del maestro Juan Vicente Torrealba).

El menú de doce tiempos está compuesto por el mismo de siete, pero se le agregan cinco platos más. Entre ellos destacan: la “Blood Tart” (una tartaleta de morcilla carupanera); el ossobuco en olleta (una receta mantuana, típica de la época de la colonia); y el postre “Domo de cacao” (el cual se presenta en forma de máscara, como la de los diablos danzantes de Chuao, quienes también realizan este tradicional baile).

El tercer menú es el “Prix Fixie”, el cual se propone para almuerzos. En este caso, el comensal tiene la opción de elegir una entrada, un principal y un postre de una carta de tres platos por categoría y por un precio fijo. Los platos en este menú son algunas de las opciones de los dos menús principales. Asimismo, en cada menú se ofrecen los panes de la casa, los cuales son elaborados por ellos mismos. El comensal puede elegir entre un naan con yogurt (una especie de tortilla típica de Asia), pan danés (que se especia con anís y clavos) o un pan italiano que es elaborado con masa madre, centeno y semillas de sésamo.

“Detrás de cada plato hay una historia, un aprendizaje. Ha sido un descubrimiento mirar hacia uno mismo y agradecer el poder tener y ofrecer una experiencia como ésta”, comenta el chef.

Para ir a Atrio lo ideal es hacerlo por reserva. “Procuramos trabajar estrictamente bajo reserva por un tema de logística. Son menús muy extensos, tienen muchos detalles y, al momento de hacer la reserva, vemos si hay algún requerimiento especial, como por ejemplo, si el comensal es vegetariano, tiene alergias o alguna restricción alimenticia. Visualmente va a tener el mismo menú, sólo que sustituimos por lo que pueda comer”, indica Sánchez.

En cuanto a la decoración, el estilo tiende al mid-century, haciendo de la madera protagonista, así como el color blanco, creando un contraste elegante y sofisticado que se resalta con la mantelería de lino y las vajillas y floreros de Rosenthal.




Atrio también tiene un zaguán
En cuanto al delivery, la propuesta es totalmente diferente. “Nuestros platos son demasiados sofisticados para meterlos en un pote. Entonces desarrollamos una línea que se llama Zaguán. Es nuestra marca delivery y tiene un menú totalmente distinto”, señala Sánchez.

La carta de Zaguán es itinerante, depende de la temporada o se hace por temática. Pueden hacer una semana de comida mexicana, mediterránea, española, entre otras, siempre bajo el mismo esquema: entrada, principal y postre, los cuales son entregados en envases ecológicos, ya que buscan que haya sustentabilidad (también las mermas del café o té las usan para abono de las plantas).

“No se llama Atrio porque Atrio sólo se puede vivir en estas cuatro paredes. Atrio es la experiencia del servicio. Servimos historias. Cada plato no es puesto en mesa y se retira el mesonero. Yo te cuento una historia, de dónde viene ese plato, por qué está hecho así, por qué te lo vas a comer. Atrio sólo se puede convivir aquí… es la vajilla, la experiencia, es José Antonio”.





Dirección: Calle 2 de mayo, El Hatillo, quinta Atrio.
Horario: De miércoles a domingo, de 12:00 del mediodía a 3:00 pm, y luego de 7:00 hasta las 10:00 pm.
Teléfono: 0424-155.25.47
Reservación: Sí, lo ideal es hacerla con dos días de antelación.







“Cada uno de nuestros platos tiene una historia, un arraigo, tiene un valor para Venezuela”







El restaurante cuenta con tres menús y una propuesta aparte y totalmente diferente de delivery