Época de celebración, pero también de magia, la Navidad es un tiempo especial de alegría y en donde existen diversos relatos, de diferentes partes del mundo, que nos recuerdan los valores esenciales y los motivos por los que celebramos en estas fechas. Otras nos presentan a diversos ayudantes de San Nicolás y lo que podemos aprender de ellos. Es por eso que te contamos algunas de las leyendas navideñas más populares del mundo.
Babushka
De Rusia proviene esta leyenda que cuenta la historia de una anciana a la que le gustaba fabricar muñecas. Cuenta que una noche una brillante estrella que se posó justo en su ventana la conmina a ir Belén a llevarle los regalos al Niño Jesús que acababa de nacer. Dos días seguidos los ángeles e, incluso los Reyes Magos, la despertaron para tal fin, pero Babushka decía siempre que no. A la mañana siguiente se despertó y arrepentida fue a Belén, pero al llegar no encontró a nadie y entristeció. Para compensar esto, decidió que todos los 24 de diciembre iría casa por casa a dejarle un regalo a los niños, ese regalo que le hubiera gustado hacer al Niño Jesús. Y nos enseña que no debemos dejar de desaprovechar los momentos.
Las arañas de Navidad
Esta leyenda nace en Alemania y está protagonizada por unas arañas que se mudaron al árbol de Navidad de una familia. Cuando San Nicolás llegó a dejar los regalos, vio que el árbol estaba lleno de telarañas. Para que los niños no se pusieran tristes al ver el pino sucio, convirtió las arañas en bellos adornos y guirnaldas. Cuenta la leyenda que este es el origen de los adornos del arbolito.
Tomte, el gnomo
Desde las frías tierras de Escandinavia llega la historia de Tomte. Este gnomo es quien se encarga de repartir los regalos en Nochebuena. Se dice que fue el propio Santa Claus quien se lo pidió, cuando una noche se lo encontró en un bosque nevado. Tomte es generoso y hace con satisfacción su trabajo, pero le gusta pasar desapercibido. Es pequeño y delgado, su trineo no vuela y no mete los regalos por la chimenea. Su estilo es más moderno, hace que un miembro de la familia se disfrace y que sea éste quien entregue los regalos a los niños.
Los trece hombrecitos
También de un país del norte, pero esta vez de Islandia, llega el cuento de los trece hombrecitos. En este país no es un Papá Noel el que entrega los regalos, sino 13 hombrecitos, muy bajitos que tienen por nombre jólasveinarnir y que disfrutan el hacerle bromas a los niños. Se dice que hace muchísimos años estos hombrecitos atemorizaban a los niños, tanto que hasta pesadillas les causaban. Fue el rey quien de castigo, hizo que le llevaran un regalo a cada niño de Islandia en Navidad por todo el mal que habían hecho. Como en realidad eran traviesos, dejaban el regalo y también las consecuencias de las travesuras que hacían en la casa. A los niños que se portaban bien en el año le llevaban un juguete y quienes se portaban mal sólo recibían una papa.
La Befana
En Italia quien se encarga de dar los regalos no es ni Santa Claus o los Reyes Magos, es una bruja y muy buena. La leyenda de la Befana es muy antigua, cuenta que cuando los Reyes Magos llevaban los presentes para el Niño Jesús se perdieron en el camino, y nadie supo decirles cómo llegar hasta que se encontraron con esta bruja en el camino. Los niños le tenían miedo porque andaba con sus cabellos blancos y su escoba por caminos muy largos y misteriosos. Para agradecerle su ayuda, los tres Reyes Magos la invitaron a que viniera con ellos, pero ella se rehusó. Más tarde, arrepentida, fue a buscar a los Reyes Magos, pero no los encontró, fue en ese momento que decidió darles dulces a todos los niños que se encontraba en el camino con la esperanza que uno de ellos fuera el Niño Jesús. Desde entonces, todos los niños de Italia reciben en Navidad un regalo o dulce sorpresa de la bruja Befana, en recuerdo al día que nació el Niño Jesús.
El petirrojo
Basada en una leyenda irlandesa, este cuento nos habla de solidaridad y de la recompensa que se tiene cuando somos buenas personas.
Dice la historia que en el pesebre donde nació Jesús hacía mucho frío. María estaba sola y quedaba muy poco fuego en la fogata para calentarse. Entonces le pidió al buey que la ayudara, pero el animal estaba tan dormido que ni se percató, luego le pidió a la mula, pero estaba tan cansada que no podía, luego al gallo, pero como cantaba con todas sus fuerzas no la escuchó. María muy triste trataba de tapar bien a su pequeño y escuchó el trino de un pájaro. Del nido salió un pajarito que aleteaba con mucha fuerza, tanta que el fuego empezó a avivarse, pero no era suficiente. Así que el pajarito volvió a su nido y empezó a traer ramitas para mantener el fuego. Desmanteló todo su nido para avivar el fuego y las llamas eran tan fuertes que se quemó su pecho, pero a pesar del dolor siguió aleteando para que el bebé pudiera dormir calentito. Al ver que el pajarito se había quedado sin nido y quemado el pecho, María lo bendijo y le dio un nuevo nombre: petirrojo, que significa “pecho rojo”.
Belsnickel
También de Alemania llega la historia de Belsnickel, un anciano solitario que solía dejar regalos de vez en cuando en la puerta de la casa de los niños. San Nicolás, debido al gran trabajo que tiene, decidió reclutar ayudantes a lo ancho y largo del mundo. En Alemania encontró el candidato perfecto en Belsnickel. Los dos se llevaron de maravilla y el viejito alemán entendió a la perfección la ayuda que necesitaba Santa, así que aceptó el trabajo. Desde entonces, todos los 24 de diciembre entrega los regalos sin ser visto a todos los niños de Alemania.