@aimavalen
A sus 24 años ha recorrido no sólo salas de exposiciones internacionales, sino cualquier cantidad de países a través de las pantallas de smartphones, tablets y equipos electrónicos que le han permitido llevar su arte a cualquier latitud. Es uno de los súper poderes de este aficionado del cómic: llegar a sus espectadores a través de la pintura digital, estén donde estén.
Desde muy pequeño entendió que, para hacer arte, no debía seguir patrones específicos dictados en clases, sino estudiar y conectar con la técnica que más le gustara desplegando su talento artístico y plasmando lo que había dentro de él.
“Desde muy pequeño todo lo que quería era expresar mi ser, mis emociones, sentimientos y pasiones. Lo que más quería era dibujar a mis súper héroes favoritos y no entendía por qué tenía que dibujar flores o frutas en los cursos de dibujo en lugar de al Hombre Araña”, nos comentó.
Destaca el método autodidacta como diferenciador de su carrera y el papel que jugó en su vida su tío Ramón Centeno, quien fue el principal evaluador y crítico de su obra, dándole una perspectiva más objetiva e, incluso, introduciéndolo en el mundo de los cómics, que ha sido una poderosa influencia en su carrera.
2017: un antes y un después
Quizá a muchos les suene su nombre y es que, durante el año más rudo de protestas en Venezuela, él se caracterizó por hacer obras de lo que sucedía. Juan Carlos Pernalete, uno de los estudiantes asesinados, era su gran amigo.
Sin embargo, también entendió que no podía limitarse a ser “el artista de las protestas”, sino más bien crecer en la adversidad, convertirse en una luz en medio de la oscuridad venezolana (con su icónica lunita en forma de arepa), seguir demostrando su universo a través del dibujo y llevar su mensaje a cada rincón nacional e internacional.
Desde entonces, Olivares siente que ha avanzado y ha crecido, no sólo a nivel personal, sino como artista. Se ha demostrado a él mismo y ha querido expresar al resto que el ser humano es capaz de salir de las adversidades, tener esperanza y ver puntos positivos a pesar de la situación negativa que se viva.
Recientemente inauguró un mural ecológico de 45 metros en El Hatillo, realizado con tapas plásticas de colores recicladas, que él mismo define como quizás su obra más importante. Fue iniciativa de la ONG Okospiri y, para realizarla, se dedicó a estudiar el arte puntillista y contó con la colaboración de Proyectos MAF, Multirecicla y la Alcaldía de El Hatillo.
El mural resultó transformador, no sólo porque a través de él se logró rescatar un espacio perdido de la comunidad e inyectarle colorido, alegría y positivismo al día a día de los transeúntes y visitantes que a diario se fotografían con la obra; sino que fue transformadora para el arte de Olivares, que pasó de basarse en líneas a hacerlo en puntos.
Su más reciente retoOlivares acaba de llegar de Venecia (Italia), donde asistió como invitado a una exposición referente a los carnavales y para la que fueron escogidas dos de sus obras:
“Camino de Luz” (con el Salto Ángel) y
“El Universo en sus ojos”.
Volvió a Venezuela con el sueño de volver para la Bienal y, mientras trabaja en este anhelo, tiene planificado muchos más murales en Caracas para transformar espacios y cuenta con al menos cinco exposiciones pautadas en Europa para el 2020 y 2021, además de la presentación de su primer libro a nivel nacional.
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Twitter e Instagram: @Olivarescfc
Dirección del mural: Plaza Manuel De Escalona, El Hatillo (diagonal al Farmatodo)