Sánchez afirma con mucho orgullo que Venezuela es su país, su centro y donde se siente él mismo. Nació en Caracas en diciembre de 1977, fruto de la relación entre su madre italiana y su padre venezolano, quienes le inculcaron que graduarse profesionalmente era lo mejor para vivir como quisiera.
Siguiendo los valores y consejos familiares, recibió el título de ingeniero civil en la Universidad Metropolitana y, desde 2001, trabajó en proyectos de construcción, entre los que destaca la restauración del conocido puente “José Cornelio Muñoz”, que une los estados Apure y Barinas de nuestro país.
A partir de 2010, se dedicó a construir y remodelar viviendas de lujo, especializándose en diseño moderno y arquitectura de primer nivel, siempre dejando expuesto su amor por el arte.
Cuestión “accidental”
La particular situación con los materiales de construcción durante el 2015 lo llevó a hacerle caso a lo que sentía y aplacar esa inquietud interna de dibujar y pintar. Se lanzó así, “accidentalmente”, a la aventura del arte sin mayor pretensión: “Mi primera obra siempre la recordaré… Me fui a una tienda de materiales de arte, compré de todo y, una vez en mi casa, me enfrenté a mi primer lienzo, donde dibujé una malla de cubos. Luego pensé en los colores para darle vida al cuadro. No tenía ni la más mínima idea de si lo estaba haciendo bien, pero sólo conecté con lo que estaba haciendo y lo terminé al cabo de un par de días. El resultado me gustó y no podía creer que tenía en mis manos un cuadro hecho por mí. Desde ese momento, no dejé de pintar por meses. Haciendo eso supe lo que es hacer algo que te apasione tanto y no sentirlo como un trabajo”, cuenta el artista.
Esa primera obra la conserva en su colección personal como algo muy valioso e importante. Lo que un día pudo ser un simple pasatiempo, hoy se ha convertido en su modo y estilo de vida. Después de investigaciones y formarse de manera autodidacta, David ha logrado convertirse en un artista completo y ha llevado su arte a diferentes ciudades, en las que ha aterrizado con sus obras impregnadas por una geometría aprendida en ingeniería y una gran pasión por el arte.
Juego óptico
Su obra la define como una abstracción geométrica que va dentro de la corriente del arte óptico y el cinetismo. Ser ingeniero le ha permitido tener una mente abierta en cuanto a la resolución de problemas y lo ha ayudado también tanto para la creación, como para el desarrollo de ideas y conceptos en sus cuadros.
Se inclina mucho hacia la abstracción geométrica y trata siempre de incorporar el juego óptico de la tercera dimensión con lo cinético en el lienzo, que es su plano bidimensional.
Considera que se volvió un “artista profesional” en 2016, año en el que se le ocurrió hacer un viaje a Miami e inscribirse en un
open call para artistas emergentes convocado por una galería. Ya para ese entonces tenía 20 obras en
stock y obtuvo el segundo lugar, lo que le abrió las puertas para seguir trabajando y viviendo del arte.
Inspiración y colores
Su intuición no sólo lo llevó a hacer su primer cuadro y a no parar de pintar, también le echa una mano cuando de escoger colores se trata, ya que le gustan todos y trata de usar tonos y paletas que se adapten a su ojo, a su visión y con los que se sienta cómodo al verlos combinados.
“El color es muy importante. En este sentido, siempre trato que la obra, además de impactante, se perciba elegante. Para mí, es muy importante que el espectador sienta eso y lo distinga. Creo que escojo los colores por intuición. A veces hago pruebas para ver combinaciones, pero en realidad son pocas y la mayoría de las veces ya tengo los colores elegidos en mi mente”, indica David, al mismo tiempo que confiesa nutrirse mucho de la arquitectura, los viajes y de la observación de estructuras en diferentes puestas de luz. Para él, todo lo que ve se transforma en ideas de nuevos proyectos.
Su arte, su paz
Siendo un artista intuitivo y observador, reconoce que el arte le genera una sensación de paz y de desconexión del mundo real. A través del arte se nutre de mayor creatividad y siente felicidad. Es su refugio, su pasión… no lo ve ni lo ejecuta como una obligación ni como un trabajo.
Fue totalmente transparente como ser humano cuando nos compartió su sentir positivo al pensar que los cuadros que ha hecho son un legado que le permitirán seguir presente en este mundo cuando lo abandone físicamente.
Ferias y exposiciones
Como buen artista y con el anhelo de compartir con otros su arte, ha participado en varias exposiciones que le han permitido también seguir con su otra pasión: viajar. Así, ha estado con sus obras en Estados Unidos, Beirut, Francia y, por supuesto, Venezuela.
Un hoy viendo el mañana
Cuando hablamos de lo que hace actualmente y de lo que ve para él en un futuro, explica que ahora está ejecutando nuevas técnicas y obras. Lo que viene, según desea y piensa, es seguir armando nuevos stocks de obras para participar en más exposiciones.
Esta vez sí está pensando en su arte como desarrollo profesional, ya que atrás quedaron esos días de inicio donde no sabía si lo estaba haciendo bien. Hoy, ya con experiencia, sabe lo que quiere lograr con ese talento innato que le ha permitido ejecutar obras que lo complacen de lleno a él cuando las pinta y gustan a quienes disfrutan del juego óptico de su arte.
Un artista que te haya servido como inspiración: Victor Vasarely
Museo en el que sueñas estar: Museo Solomon R. Guggenheim, Nueva York
Una frase para los jóvenes artistas: Sí se puede
Tu obra propia favorita: Interferencia Hexagonal 35
¿Lo imprescindible para trabajar? Ganas, lápiz y papel
Describe tu taller en tres palabras: Mi templo, bienestar y creatividad
¿Qué haces en tu tiempo libre? Viajar, descansar y cantar
Coordenadas
E-mail: dsv.visualart@gmail.com
Instagram: @davidsanchezvagnoni