El diseño del espacio se centró en el bienestar del usuario, teniendo en cuenta el ciclo circadiano y desarrollando la iluminación de cada espacio para que los usuarios pudieran disfrutar de distintas atmósferas, en el mismo lugar de trabajo. Al ajustar la iluminación para imitar los cambios de luz natural que ocurren a lo largo del día, se puede ayudar a sincronizar los ritmos circadianos de los usuarios con su entorno, lo que puede mejorar la salud, el estado de ánimo y la productividad. Este enfoque holístico busca aumentar el sentido de pertenencia del equipo humano a este espacio, donde se coordina la respuesta global a emergencias para salvar vidas y proteger a las personas en crisis humanitarias.
Además, se produjo un cambio de paradigma en el diseño del espacio de la cocina. Tradicionalmente, estos espacios suelen ser oscuros y pequeños, con metros cuadrados muy limitados. Sin embargo, en este proyecto, se buscó que los usuarios se sintieran como en casa. Por lo tanto, la tipología de la cocina corresponde a la de una casa, con una isla central donde todos los comensales pueden disfrutar del espacio y utilizarlo para diversos usos, como celebraciones y pequeñas reuniones informales.


Dagor, Artista Muralista

Dagor, Artista Muralista

Un mural: centro de las miradas
En esta oportunidad, el protagonista es un llamativo mural realizado por Dagor, una obra que nació con el proyecto de arquitectura. Una de las premisas del cliente fue trabajar en la identidad del espacio de trabajo y aumentar el sentido de pertenencia del equipo humano por este ambiente. Así que, el equipo de diseño planteó invitar a este artista muralista que resalta por su importante trabajo social y participativo, con la intención que, junto a la paleta de colores del cliente y el objetivo de trabajo que impulsa la oficina, nos propusiera una obra.
No fue sencillo hacer entender al grupo de trabajo y, al cliente, el objetivo del arte en la arquitectura. El arte no es un objeto estético, el arte es parte fundamental de la idea de proyecto, el arte está para que cada persona viva de ella con sus filtros y emociones, como en este caso, el mural los lleva de la mano de un lugar al otro de la oficina. Es el punto focal de cada rincón del espacio y va cambiando con la luz y con la carga emotiva con la que se aprecia.
De este largo proceso nace el nombre del mural: “Viaje Resiliente”, que es la suma de varios esfuerzos, saberes y emociones. No es coincidencia que fuese el punto más discutido de todo el proyecto. “Viaje Resiliente” es una muestra más de la vinculación del arte y la arquitectura.