Patricia es amazona y psicóloga. Recientemente, representó a Venezuela en los Juegos Olímpicos junto a su caballo, Honnaisseur SJ. Ese mundo lo conoció desde muy pequeña, ya que desde los seis años monta.
Creció en una familia muy unida y tradicional, formada por padres italianos: “Los caballos nos mantenían 24/7 juntos. Puedo decir que soy muy afortunada, siempre nos apoyamos, sabemos que nos tenemos y compartimos la misma pasión”.
Aunque confiesa entre risas que de niña quería ser actriz, cantante o bailarina para estar en los escenarios, nunca fue su fuerte; así que al tener más edad, eligió seguir lo que ya había empezado a construir: “Sabía que mi camino eran los caballos, pero también amaba la psicología… Tuve la oportunidad de hacer ambas paralelamente. No fue fácil, porque las dos exigían el 150% de mí, pero con organización, logré realizarlas”.
En la equitación, Patricia empezó como jinete de salto. Sin embargo, a los 15 años se cambió de disciplina y se dedicó al adiestramiento. Este deporte le ha enseñado disciplina, respeto, organización y el saber canalizar las frustraciones: “Creo que con este deporte puedes crear una estructura muy sólida como persona. A diferencia de otras disciplinas, aquí tratamos con seres vivos, así que hay una responsabilidad mayor, ya que no sólo es ir a montar. Por ello, los caballos representan mi pasión, mi trabajo, mi proyecto de vida, como también la disciplina y los sacrificios que a lo largo de los años he tenido que hacer para lograr mi meta. Son parte de mi familia, son como hijos a los que cuido a diario y donde tiene que existir comunicación, la cual se desarrolla a través del contacto, la atención, el cariño y el respeto”, afirma.
A diario no le pueden faltar el café y el chocolate: “Es lo primero que hago al despertar. No es lo más nutritivo, pero me da el boost de energía para comenzar los entrenamientos”.
Asimismo, aunque su tiempo es limitado, nos cuenta que tiene varios pasatiempos: “Me encanta el tenis y correr. También leer de todo un poco… lo encuentro como mi momento para desconectar de la presión de las competencias”.
Estas son las segundas olimpíadas a las que clasifica. La primera oportunidad fue en Tokio 2020, donde logró quedar como primera reserva. Para las de este año en París, hizo diferentes cambios que le ayudaron a lograr la clasificatoria: “Empecé con un psicólogo deportivo. Esto fue clave en mi ejecución, tanto en la práctica como en las pruebas. A este nivel, ya todos los atletas estamos físicamente preparados y contamos con las millas para realizarlo. Lo que tocaba trabajar era la mente, canalizar los sentimientos y utilizarlos a tu favor. También empecé a sumar otros profesionales excepcionales, como herreros, veterinarios y fisioterapeutas para mi caballo, quienes mejoraron su condición física. Yo también tuve una buena rutina de alimentación, entrenamiento personal y descanso que aportaron pasos gigantes en mi condición como atleta”.
Patricia quiere seguir aprendiendo y mejorando: “Siempre se puede más. La meta siempre es llegar a lo más alto de nuestro deporte, en eso seguiré trabajando. Y si se presenta la oportunidad de ayudar a nuestros jinetes venezolanos, con todo el honor trabajaré con ellos para que juntos logremos ser los mejores en lo que nos propongamos”.