Marty González es empresaria y una de las creadoras de “Mujer 5 Estrellas”. También hace obras sociales con su organización sin fines de lucro “De Tripas Corazón” y, desde hace dos meses, descubrió el crochet gracias a un proyecto que tiene Socieven: “Andreína Neri me contó que había un proyecto que quería que conociera para que me involucrara y viera cómo podía ayudar. Al saber qué era, me pareció espectacular. Lo primero que aprendí fue a hacer la cadeneta y me quedé enganchada”, comenta.

De las abuelas a hoy
“El crochet te enseña a elegir el largo de tu pasado, que es el hilo del comienzo; el presente, que es lo que tejes; y el resto del rollo es el futuro, que es incierto. Por eso las abuelitas tejen, están en su mundo y no se complican. En China, enseñan en las escuelas esta técnica como meditación. Aquí en la Academia Merici, las monjas enseñan a las alumnas, y hay como siete u ocho emprendimientos de crochet de esas niñas”, relata Marty.

Tejiendo para ayudar
El tejer atrapó y le cambió mucho la vida a Marty, quien no sólo ahora disfruta creando piezas hasta para su nieta, sino que además es más consciente de los retos que afrontan los sordociegos y quiere ser un canal de comunicación para ayudarlos: “Yo tengo mi fundación, pero si tengo la oportunidad de ser una voz para ellos, puedo hacer alianza y ayudar en un sentido positivo a otra fundación”.

Crocheteras 5 estrellas
Sabiendo que tenían que reunir una cantidad de tejidos para lograr el objetivo, Marty creó una propuesta: “Hacer un grupo y que nos reuniéramos en mi oficina los miércoles. El primero, perfecto, porque fue mi mamá, las enfermeras, mi muchacha, una amiga que teje… lo anuncié por Instagram y varias se unieron. Al segundo, ya no cabíamos en mi oficina. Entonces, Andreína propuso hacerlo en su casa. Cuando me tocó el siguiente miércoles, nacen Las Crocheteras y, ahora, somos 35 integrantes de todas las clases sociales, edades y ocupaciones, que en cada reunión debemos donar cinco cuadros de 15x15 cada una para poder llegar a la meta. Durante la reunión, tejemos y merendamos, aprovechando también para conocer nuevos emprendimientos gastronómicos venezolanos, ¡toda una cadena de favores!”, afirma Marty.

En pro de la sordoceguera
El proyecto por el que trabajan al tejer crochet es un yarn bombing, una forma de street art que interviene objetos de espacios comunes con tejidos hechos a mano en lugar de pintura: “Este proyecto pertenece a una de las áreas más importantes de Socieven, que es Cinco Sentidos en Acción. Es una iniciativa muy bella y ambiciosa, que es para el año que viene. Comenzó hace tres meses, de la mano de la profesora María Carolina Briceño Palomares, que es artista plástico y coach Gestalt, quien ha enseñado a personas sordociegas y a las que tenemos los cinco sentidos a tejer”, nos explica Carmen Tahio Neri, directora ejecutiva de Socieven.

 
En el proyecto también participan Yadira Sánchez y Milagros Mota, quienes padecen de Síndrome de Usher, condición que les afecta el campo visual, pero eso no les ha impedido tejer: “Es fascinante, me tuve que adaptar a tocar todo y estar pendiente de contar para no saltarme un punto. El que no tengas la vista no es impedimento para hacer cualquier actividad que te propongas”, nos confiesa con orgullo Yadira.

Por otra parte, Milagros, antes de perder la vista, había tejido fijándose en revistas: “Realmente renací. Estoy recordando viejos tiempos. Lo considero como un poco de recreación, de liberación de trabajo… me relajo con esto”.

Así que si quieres aprender a tejer (con todo los beneficios personales que trae para tu salud mental, además de ser un oficio), ser parte de un proyecto innovador que se concretará el año que viene y ayudar a los sordociegos de Venezuela, no dejes de unirte a este grupo espectacular de Crocheteras.