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viernes, 25 de abril de 2025
Opinión
Lorca gay
24 de marzo, 2023
Por: VIDAL JAVIER
Cuando nos acercamos a una pieza del poeta mayor Federico García Lorca no podemos dejar de tener en cuenta su lingüística interna que se inicia con su trágico final.

Lorca dejó dicho en una entrevista que solo le interesaban dos temas en sus obras: sexo y sociedad. Ahí estaban inscritos sobre piedra sus dos pecados que lo llevaron a la injusta y terrible muerte prematura: ser republicano y “marica”. Acribillado en la madrugada del 18 de agosto de 1936 en la carretera entre Víznar y Alfacar, donde aún reposan inquietamente los perdidos huesos del niño de Fuente Vaqueros. Un crimen pasional.

La homosexualidad en Lorca es un tema castigado, oscuro, subterráneo y sublimizado desde El maleficio de la mariposa hasta el inconcluso El Público donde se desangra su pasión homoerótica. No en vano en ese desplazamiento que troca rostro por antifaz, Lorca es el gran dramaturgo para las actrices. Sus personajes femeninos tienen la fuerza y libido de lo prohibido, de lo frustrado, de lo desplazado, de lo masculino. Una cadena proteica de represión en la España católica y pacata que se imponía de sur a norte, incluyendo los escasos años de la república que sucumbió con la bota asesina del franquismo. Ian Gibson, en su libro de Lorca y el mundo gay, lo documenta sin sesgo alguno.

Lorca es un clásico contemporáneo que como lo puede ser Shakespeare, se monta diariamente en algún lugar del planeta. Su obra es incombustible y como tal sus lecturas e interpretaciones son tan distintas y válidas como directores, actores, dramaturgistas e idiomas así la ofrezcan y así las reciba el público.

No es cuestión de pensar qué diría Lorca sobre tal espectáculo en estas latitudes de la América, por ejemplo, sino qué nos dice la obra en estos tiempos y en estas estepas tan parecidas a las andaluzas.

“Amo a la tierra. Me siento ligado a ella en todas mis emociones. Mis más lejanos recuerdos de niño tienen sabor de tierra. Los bichos de la tierra, los animales, las gentes campesinas, tienen sugestiones que llegan a muy pocos. Yo las capto ahora con el mismo espíritu de mis años infantiles”, apunta el poeta de Granada. Imposible escribir Bodas de sangre sin haber sido marcado por el mestizo provincial de Al-Ándalus.

El recién premiado director en el 8vo. Festival de Jóvenes Directores del Trasnocho Cultural, Andrés Moros, escogió esta pieza de Lorca bajo el título de El Malquerer en una dramaturgia al alimón con Jeizer Ruiz hurtando el título a una cantaora gitana de origen catalán con la misma fuerza globalizadora del propio poeta: Rosalía

¿Resiste la obra esta lectura? Sí, respondería con soltura, porque la fuerza de la palabra e imágenes de explícita poesía encuentran un soplo de frescura lorquiana que sigue desgarrando la pasión erótica que incendia la obra que en su momento su autor quemaba en tortuoso silencio. El trueque sexual masculino lo recibimos con la misma fuerza que en su tiempo, quizás, le lanzó a su público Margarita Xirgu con las mismas inquisidoras muecas de hace casi de un siglo.

javiervidalpradas@gmail.com